domingo, 12 de diciembre de 2010

EL MAL SUEÑO

                            El mal sueño

                                                        6

– ¡Despierta! –Gritaba el centinela que hacía la vigilancia nocturna.
– ¿Qué ha pasado? –pregunté en medio de una fuerte alteración nerviosa y sin querer hacer comentarios.
–Estabas soñando y gritabas, ¡no lo hagas, no lo hagas!
Entre en un estado de una fuerte convulsión interior, entorpecido como estaba no tenía respuesta para serenar la tensión nerviosa en que había entrado el centinela. Intuía que físicamente había dado un espectáculo en aquél total silencio de la noche, y le dije, –he tenido un mal sueño.
– ¿Necesitas ayuda?
      No, me encuentro bien, –le indiqué con gratitud al centinela, con el deseo que me dejase con mi pesadilla.
No le podía explicar la vivencia o sueño que había tenido y con total lucidez y que tampoco yo comprendía. Acontecimientos  que ya se estaban repitiendo con demasiada frecuencia, en la realidad siempre los había tenido, más todavía en mi triste niñez.
Intenté relajarme y vencer aquella convulsión que agarrotaba mis sentidos y me impedía respirar.  En el sueño me encontré en mi ciudad estaba en un estado de total lucidez y en mi entorno familiar. Sentía gritos y la gente se asomaba a las puertas y balcones. Tuve el instinto  como si alguien se fuese a suicidar y grité, sin tener conciencia de lo que decía. Sentí un escalofrío interior y cerré los ojos. Alterado los abrí, desde la casa que se sentía la discusión un chico joven se lanzaba al vacio. En esos momentos siento la voz del centinela que me trataba de despertar.
Seguía en la cama sin poder reconciliar el sueño, sentía nerviosismos. Amanecía y me levante, estaba nervioso y la respiración la tenía cargada  aparte de aquél dolor de cabeza que había cogido al despertarme, aquello me hizo pensar en Pepe, en aquella ayuda que me había ofrecido. 
Me paré en seco –como si algo me cortase el camino–,  di la vuelta y cogió una dirección distinta a la pensada en su principio y me  dirigí a la enfermería. Abrí la puerta, había muchos soldados para ser atendidos y me miraron refilón al ver que me acercaba a donde estaba el practicante que estaba poniendo inyecciones.
–Disculpa la molestia, –le indico a practicante–. Está Pepe, el médico.
–Pasa Manolo, –sentí la voz de mi amigo antes que tuviese la contestación del practicante.
–Pepe salía de la sala donde estaba consultando, con su bata blanca, estaba sonriente, me alargo la mano, – ¡hola! Problemas…
–Quiero hablar contigo.
–Ahora estoy acabando de pasar la consulta, dentro de media hora nos podemos ver paseamos y hablamos, relájate,  –me indicó al a vez que esbozaba una amplia sonrisa.
–De madrugada fui a la carpintería atrapado por una fuerte carga, al pasar por el patio sentí ahogos y mal estar salí del cuartel para despejarme, cada vez me sentía peor di la vuelta y vine aquí. ¡No sé por qué!
–Nada sucede al azar, –indicó Pepe esbozando una amplia sonrisa–. Espérame un momento y hablamos.
–Te espero en el patio.
–Problemas, –me indico pepe a su llegada a la vez que esbozaba una sonrisa.
–Sí, Tuve un sueño muy malo esta noche y me desperté muy alterado, –le comenté lo que me había pasado.
–Tuviste un desplazamiento astral.
– ¡Cómo!
–Sí, has salido del cuerpo otra vez.
– ¿Y cómo lo sabes?
–Por el aura, está muy debilitada, estuviste a punto de tener un paro cardiaco.
– ¿Debido a qué?
–Cuando el centinela te  despertó. Ya te indique que te tienes que desarrollar como médium, mi hermano Gloria está en tu misma situación, le hablé tuya y te conoce por tu arte y desea hablar contigo personalmente, un día de estos vienes a mi casa y la conoces.
–Bueno, –le dije de manera mecánica, confuso por el estado que me encontraba.
–Eso no es nada estás turbado y dentro de un par de horas te sentirás bien. Ahora tengo que marchar, mi hermana no se encuentra muy bien.
Nos dimos la mano afectuosamente, y me dice, –tranquilo, no pasa nada, a la vez que esbozaba una media sonrisa.
Me sentí mal, al darme cuenta que me había leído mis pensamientos, mis dudas y temores.

1 comentario:

  1. ¡Qué interesantes historias tienes, Manolo! Gracias por compartirlas :)

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