lunes, 27 de mayo de 2019

LA AYUDA



Las enseñanzas, la ayuda, son siempre para hacer recordar, son un avivar de rescoldos que hace que lo que duerme en la conciencia llegue al plano de lo activo. No se puede enseñar sin un material, ya que todos sois canales

LA AYUDA.

Atardecía y en un rincón recogido del jardín me senté en un banco que había construido muchos atrás, deje resbalar la espalda hacia el respaldo de un mural en granito que había realizado como muestra viva de mi realidad en aquella misión artística que había traído para desarrollar en la tierra. Con los ojos cerrados fui recorriendo los senderos de aquél lugar deteniéndome en la cabaña utilizada para la reflexión como recogimiento espiritual.

Ya el frescor de la noche lo sentía en mi piel, hice una elevación de gratitud y me fui a recoger a mi morada terrena para descansar y seguir en mi misión  en un nuevo amanecer, en el cual, el trabajo espiritual ocuparía toda mi realidad.

Ya en la cama hice mi elevación de gratitud y entrega y pronto alcance el sueño. Inesperadamente me desperté alterado con unos fuertes dolores en las piernas que no las podía mover, traté de darle unos masajes, sin reacción positiva, con la ayuda de mis manos y en la postura que me encontraba sentado en la cama apoye los pies en el suelo, intenté ponerme de pie pero no tenía soporte físico. A pesar del dolor me sentía sereno y me acosté en mi intento de dormirme y alejar aquél dolor que me costaba soportar. Por varias veces desperté atrapado por el dolor, pero a pesar de todo me sentía sereno y bien yo solo en aquél lugar.

Pedí ayuda a los seres superiores, ya que al nuevo día tenía que seguir en mi misión de ayuda terrenal, me quede adormecido envuelto por una hermosa voz de mujer.

“Tu misión la estás realizando a través de la mediúmnidad, os entregáis al servicio de la luz  y ello dura las 24 horas del día”

Las primeras ráfagas de luz entraban por las rendijas de las persianas en aquél nuevo despertar en lo humano, ya no me dolían las piernas, tampoco las tenía paralizadas. Me sentía bien y alegre, me senté en la cama y eleve  una demanda de gratitud mientras que unas lágrimas de felicidad resbalaban dulcemente por mi vieja y acartonada cara, al saber que en mi deterioro humano todavía era útil a la ley de amor y que en algún lugar estaba llevando ayuda y calor.
Manolo Carra   23-5-19