jueves, 26 de febrero de 2015

La lluvia de flores


   La lluvia de flores

Había vuelto al centro espiritual  en donde se había iniciado mi desarrollo. El médium,  una mujer de mediana edad, ama de casa y entregada a la causa espírita, en caridad espiritual. Sentada en el centro de una sala y en su entorno la gente del grupo que le dábamos apoyo y fuerza. Hubo unos momentos de relajación preparatoria y a continuación el médium entró en trance, penetrando en un estado de total inconsciencia.
Tanía, la vieja espiritista seguía llevando las reuniones de aquél grupo que tantos recuerdos me traía, y tanto me había ayudado en mi desarrollo mediúmnimico. Como de costumbre se manifestó la portera, a continuación un guía espiritual que dio sendero a trabajos pendientes  atendiendo demandas de personas del grupo que estaban en tratamiento con los médicos espirituales.
Se retiro el espíritu guía  para dar paso a la caridad espiritual, en una manifestación prometida desde algún tiempo atrás, la lluvia de flores.
Pasaron algunos espíritus un tanto confusos que se les dio luz y sendero. Luego se manifestó otro espíritu que en su vida física había sido mujer, era espiritista y había tenido relación con la gente del grupo en su fase terrena, un hijo suyo carnal estaba en la reunión.
Pedía ayuda y caridad para seres muy necesitados. En existencias anteriores había vivido en la selva con tribus muy primarias materialmente,  en  la actualidad desde el astral  su misión espiritual era llevar ayuda aquellos seres que vivían  en la actualidad de manera primaria en zonas de la selva en donde todavía no había llegado la civilización. Vivian de manera primaría, prehistórica, en la mayoría de las tribus en que la hermana Esperanza llevaba ayuda. En alguna, al nacer los hijos los abandonaban en el bosque y la mayoría se morían. Otros, tenían la suerte de algún animal que les llamaba la atención y los alimentaba, en un desarrollo primario. En otras tribus había un patriarcado con cierto nivel de democracia primaria. Cada miembro del poblado aportaba lo que podía. La totalidad de lo recogido era utilizado por todos. El desarrollo sexual se producía por toda la gente del grupo, según simpatías o apetencias. Había aparejamientos de padres con hijos, aquellas tribus vivían de la agricultura y en general eran vegetarianos y no la cazaban.
También había otras tribus carnívoras, la gestación humana producía parte de la alimentación en el grupo. Eran estremecedoras las palabras de aquél espíritu cuya misión era dar apoyo a aquellos seres tan primarios. Pedía ayuda y misericordia apelando a la buena voluntad del grupo, que se les llevase un poco de claridad.
Mientras que en otras partes de la tierra había un súper desarrollo, solamente con los desperdicios que se generaban se podían alimentar a mucha gente que en muchas zonas de la tierra se estaba muriendo de hambre y en la más completa miseria y abandono. Hablaba aquél espíritu de las desigualdades en la tierra que cada vez eran más llamativas y se aceptaba con normalidad, más bien se aprovechaban  zonas de pobreza para mantener reservas, interesadas. Un control de unos pocos sobre las mayorías.
Detrás de mis ideales artísticos había vivido una vida de bohemia compartiendo vivencias con nómadas de diversas razas. Me costaba comprender que en la tierra todavía en la actualidad existiesen seres tan primitivos, tan degenerados en su moral, en fase tan primaria. En la lógica de la vida y su desarrollo costaba concebir semejantes situaciones. Las pruebas eran evidentes y las palabras de aquél ser estaban llenas de amor, no dejaban dudas. ¡Eran palabras limpias que imploraban misericordia!
De manera fugaz meditaba, que continuamente los medios de comunicación –mayormente televisivos–, presentaban tribus muy primitivas con la gente muy desnutrida y cadavérica que se morían por falta de alimento y atenciones sanitarias. Incluso, algunos estados mantenían unas reservas de seres primitivos en la selva a donde se llevaba turismo de masas que visitase la reserva de la tribu. De la misma manera que en un zoo se pueden ver especies en caminos de extinción.
Aquel espíritu pasaba temporadas en la selva dando ayuda a aquellos seres tan primarios. Hablaba de amor y de caridad,  indicó que iba a hacer una lluvia de flores, y señaló que se cerraran los ojos para cogerlas. Para que nadie por su avaricia o lujuria cogiese las mejores. Son flores de los jardines espirituales su aroma su duración y belleza es mayor a las de la tierra, –señalaba aquél espíritu
Para mí todo aquello era inexplicable, pensaba en la sugestión, cerré los ojos, al poco rato veo como si cayesen del techo pétalos de flores, blancas y de variados colores, con tonos brillantes y metalizados, por unos momentos pensé que estaba viviendo un sueño o sugestión, una alucinación de las muchas que me había regalado la vida. Al abrir los ojos mi asombro fue grande, todo alrededor del médium estaba lleno de pétalos de flor. Toda la gente del grupo estaba envuelta en una profunda emoción. Un silencio lleno de interrogantes apretaba muy fuerte los corazones.
–Estas flores son portadoras de hermandad y amor –indicó el espíritu–, como todo lo orgánico tendrá su proceso.
El guía material que conducía la reunión,  preguntó. – ¿Se le  pueden dar al médium las mejores?
– ¡No! –Indicó el espíritu–, no se deben de hacer distinciones. Cada uno con los ojos cerrados que coja lo que le lleve su instinto, es una prueba de amor. 
Se despidió aquél espíritu indicando que se iba muy lejos. También, que se pidiese ayuda y protección para las almas desesperadas por las pruebas de la vida y el infortunio.

– ¿Y estas flores? –señaló el médium al volver a su estado consciente.
–La hermana Esperanza ha pasado y ha hecho la lluvia de flores prometida, –señaló Tania. Para que haya pensamientos de armonía en bien de la comprensión y para la evolución en nuestro mundo terrestre. Todos los que habíamos asistido a aquella reunión elevamos un pensamiento de gratitud pidiendo justicia y amor para los más necesitados.
–Ahora en la población espiritual hay una reunión de espíritus que dan fuerzas a estos trabajos, –indicó Tania, que era la guía material que abría la comunicación con los espíritus, además era vidente. Un momento de profunda quietud, amor y gratitud nos envolvió a los asistentes de aquella reunión hermanada en amor con los espíritus en aquella hermosa manifestación de la lluvia de flor