martes, 16 de agosto de 2016

LA FE



Tener fe, ya que no existe un solo humano   que no posea un espíritu que le acompañe en el sendero, hay tantos espíritus implicados en el proceso humano como seres humanos existen

LA FE

Qué la luz del  Creador fortalezca  vuestra fe  os  encamine y conduzca en el sendero del bien al encuentro de la misión que como seres corporales habéis traído a la tierra. Que esa luz de amor llegue al corazón de los hombres y ponga claridad y sosiego en su sentir, retirando confusión y desconsuelo, como toda manifestación del ego. Que la luz se desarrolle en una mayor manifestación al encuentro con la verdad del alma que es la parte a desarrollar en la experiencia terrena. ¿Puedes hacer las consultas que tengas que hacer?

–Sí hermano, estamos reunidos para dar continuidad a los trabajos. También  hay un hermano que le gustaría hablar con vosotros.  Indica que se encuentra cansado y con pocas fuerzas y le gustaría empezar a preparar su marcha con alegría.

Os falta sintonización, también un poco de fe; hablamos genéricamente, pero en primer lugar para este hermano ya que espera una respuesta. En genérico hablamos para todos, para estos hermanos espirituales que quisieran volver a la materia. Mientras que este otro hermano que consulta se quiere marchar de ella. Hacemos la reflexión en el sentido de unidad para que se abran fuerzas en el sentir y que cada ser –hombre o espíritu– se abra en su sendero.

Es necesaria la sintonía con la naturaleza espiritual en la verdad interior que es la que limpia   egos y deseos, que son los culpables de todo retroceso, arrastran a un sentir oscuro y triste en donde se desenvuelven el decaimiento coge fuerzas la tristeza y se abren resentimientos. Es una misión depurativa y fuerte la corporal y a través de ella hay que depurar esas manifestaciones terrenas que son las culpables de esos desencantos y de ese dolor. Incluso de esas enfermedades que os alcanzan y si no os abrís en amor a la luz transformadora cuesta mucho sobrellevar la carga.

La misión  de este hermano que consulta es fuerte, todavía le queda mucha labor que hacer, sufrimiento terreno a través del cual liberara carga. Mientras no sintáis el vivo palpitar de la fuerza del espíritu, la paz y la tranquilidad no llegará a la tierra.

También hablamos para la asamblea espiritual para estos espíritus que a pesar que ya no tienen materia siguen atrapados en ella, es lo que producen las mayores insatisfacciones y el más profundo dolor. En la liberación interior de aquello que  no es vuestro encontraréis el sendero, ya que nada de la tierra os pertenece. Cogéis materia, hacéis un proceso y volvéis a dejar la materia ya inservible para que siga su proceso biológico y vosotros seguir el rumbo al encuentro de esa verdad de luz y de amor que es lo que os va a dar calma, os va a vitalizar sobre esas enfermedades terrenas ya que la mayoría son producidas por esa falta de oxigenación del propio cuerpo en sintonía con la naturaleza de vuestra misión que es donde está toda la fuerza y la energía. ¿Sobre esto tenéis algo que comentar?

Indica este hermano que consulta,  que cada día se siente más limitado, sin fuerzas ni ánimos para seguir.

Todo se desarrolla según el grado de materialidad que haya en vuestra mente; no hablamos solamente para los que tenéis materia, hablamos también para los que no la tienen. La materialidad no está en tener o no tener materia, esto es un poco como la usura del dinero, que cuando se tiene dinero y no se utiliza su fuerza es todavía más negativa. Es en la liberación, en la sintonía con el bien con el amor y  la naturaleza en donde está la fuerza viva para el desarrollo de todo progreso en el plano en que os encontréis, hombres o espíritus. En vuestra mente, en su liberación, en la luz de justicia y de amor que impregna el universo encontraréis el sendero. Pero en esas zonas tan primarias estáis entregados a los estados posesivos de dominio y poder y os cuesta comprender y aceptar esa luz de amor que envuelve todo el sentir abriendo puertas a todo el que desea avanzar  en el proceso en el cual –hombre o espíritu– tiene que hacer su andadura. A este hermano que consulta le queda todavía una hermosa misión  a desarrollar en la tierra, en ella encontrará esa luz que le dé un poco de sosiego, le abra puertas en esperanza y en ilusión de vivir, eliminando aquellas fuerzas oscuras que presionan y producen dolor.

Falta mucho amor en la tierra y sobra ego; esas ansias de poder producen  mal estar y llevan a  sufrimiento… Pero a través de ello se abren senderos de luz que ponen esperanza en el corazón que con alegría se abre  en todo nuevo amanecer.

Estáis en total sintonía con las fuerzas de la naturaleza, siempre hay un hermano espiritual que os guía y conduce,  en vuestra entrega y comportamientos está  encaminaros en lo positivo o en lo negativo.  Es necesario abrirse a la naturaleza de cambio que se manifiesta continuamente; limpiar negatividad que enturbia el corazón, limita,  abre puertas de negatividad que luego tanto cuesta superar. Seguimos hablando también para los espirituales que ya no tienen materia. Es la limpieza del corazón, la limpieza en amor que libera de todos esos conflictos en los cuales os atrapáis para poder mantener una realidad que es efímera y que debe de quedar en donde tiene su raíz, en la tierra.
Venís para hacer un aprendizaje, una vez  que lo tengáis desarrollado en positivo o negativo lo más sensato es marchar para cumplir misión y empezar un nuevo aprendizaje en el plano que lo tengáis que hacer, la vida es una continuidad en el desarrollo material. El apego  a las cosas materiales produce  mal estar, al final todo se quedará en la tierra y nada material os podréis llevar con vosotros. La entrega de este hermano busca esa liberación que no le condicione en las cosas materiales; todo lo que queda hecho en la tierra ya no se puede cambiar, si os abrís con amor sentiréis la verdad del alma en vuestro interior, una mano que os conduce en el sendero del progreso si vosotros os dejáis llevar. Es la luz del  Creador, la luz del amor, de la caridad, de la misericordia que conduce a los hombres y los espíritus para liberarlos de esas ataduras, de esos egos terrenos que tanto os condicionan y hacen sufrir. Me retiraré con el deseo que esa llama viva de amor  ilumine el interior,  abra el camino de esperanza en el sendero liberador en el cual está la verdad del alma y la esencia superior en vida y amor.
Espíritu Francisco

EN LAS PRUEBAS CORPORALES


La mente y el cuerpo  son las herramientas que nuestro espíritu  lleva con él al mundo físico para realizar su labor.

EN LAS PRUEBAS CORPORALES

Al dejar la materia, nos quitamos las envolturas y aparcamos las herramientas para volver a nuestro estado natural, de espíritu. No hay olvido, sobre la labor realizada en la fase corporal. Simplemente liberamos carga externa y regresamos  al hogar, para meditar, renovamos y restablecemos. Reflexionar sobre las lecciones aprendidas en la vida que acabamos de dejar. Nos renovamos,  nos reencontramos con los compañeros  en misión, con los cuales hemos caminado y colaborado a través de  los siglos.

Totalmente conscientes, seguimos las enseñanzas recibidas y planificamos nuestra próxima actividad en la tierra, cuando el tiempo y las circunstancias son propicias, trazamos el programa, cogemos las herramientas que quedaron aparcadas, buscamos un cuerpo de bebe en sintonía con la misión del alma  y volvemos al estado corporal para cumplir con la labor.

Con ilusión y energía renovada, seguimos el aprendizaje en la escuela corporal, con lecciones prácticas que nos ayuden en nuestro despertar,  hasta que ya no sea  necesario el aprendizaje en el plano corporal. Luego seguiremos en la misión del alma, ya en un plano superior, espiritual.

Es importante, en todo momento de nuestra labor terrena,  ser conscientes que somos espíritu  y en el disco duro del alma están grabadas todas  las experiencias y enseñanzas adquiridas en los largos ciclos reencarna torios  de toda existencia corporal. Somos espíritu, no envoltura material. Mientras adquirimos una perspectiva superior y comprendemos que la vida presente es una de las innumerables vidas que  nuestra alma ha experimentado a lo largo de los siglos. Se puede intuir la acción del tiempo, es palpable la expansión, la eternidad, en la dicha que sentimos. Podemos liberarnos de culpas, de la desesperación,  la sensación de vernos atrapados y confusos. Tenemos  una eternidad de tiempo para aprender lecciones. Los síntomas y temores probablemente nos han sido transferidos desde vidas anteriores. Siempre que nos quede esperanza en cuanto comprendemos que somos algo más que un cuerpo y un cerebro concreto.

La lección más importante es la del  amor. Recordar las causas de nuestras aflicciones nos permite curarlas. Al hacer esto, el reconocimiento de que somos seres afectuosos, espirituales, ocupa cada vez más el centro de atención. Esto nos despeja de miedos y ansiedades. Elimina la barrera que nos impiden entender nuestra verdadera naturaleza.

Comprender puede ser inmediato. También  puede ser lento y pausado, una conciencia difusora mientras se levanta suavemente el velo de la ignorancia. El conocimiento claro está bloqueado por muchos obstáculos. A menudo  somos sistemas específicos de creencias,  tanto culturales como religiosas. Quizá nos volvamos mentalmente cerrados a creencias y sistemas alternativos. En una mente cerrada no puede entrar información. No es posible aprender nada nuevo.

En cuanto experimentamos, sabemos. Por otra razón, tener un recuerdo de una vida anterior, sea  sueño, meditación o incluso de manera instantánea, puede ser lo bastante cautivador para abrir una mente cerrada y liberarla de las cadenas del escepticismo.  Ahora cave examinar  las creencias, aceptarlas o rechazarlas. Ahora puede producirse aprendizaje de verdad. En la experiencia que nos toque, podemos  destilar sabiduría espiritual. 
Manolo