viernes, 22 de julio de 2011

1.476-A, con Antonio, 16-7-11

       Hay tantos espíritus que están implicados en el desarrollo de vuestro proceso terreno como seres humano existen en la tierra.

 Nº 17 - 1.476-A. Lectura.  Con Antonio. 16 de julio de 2.011.

Hermosas palabras que han indicado estos hermanos guías,  enriquecedoras para los que seguimos con nuestra misión que hemos iniciado en el proceso de nuestra vida terrena muchos siglos atrás. Es un bálsamo estimulante las palabras de estos espíritus superiores que tienen tanto saber y que solamente sus presencias dan fuerza a nuestro ánimo, nos ayudan a seguir en este camino de realización y perfeccionamiento, soy el hermano Antonio.

Sí, ya te conocí, hermano, bienvenido seas.

Mi misión no es tan elevada como la de estos hermanos, está más relacionada con la vida terrena en un desarrollo   que dada mis dificultades de enfermedad no pude concluir. Ahora desde aquí puedo trabajar y hacerlo más ampliamente hermanando a espíritus con los hombres que trabajan en el mundo corporal en misión divulgativa. Trabajo que viene de  otras reencarnaciones a través del correr de los siglos que hemos colaborado  como es el caso de este hermano que ahora utilizo, en esta labor de amor y de entrega que determina la doctrina espirita. Ya ha indicado este hermano guía que ha hablado, su labor espiritual viene de lejanas tierras en el desarrollo terreno, al lado del hermano Jesús caminó por los senderos terrenos en bien de la enseñaza de amor y la fraternidad del hombre para el encuentro de la verdad profunda en el despertar de la vida a las verdades elevada del espíritu.

Como digo, ya ha indicado este hermano que me permitieron pasar para que haga de enlace con la fase terrena para que esta labor que he iniciado siga su sendero, se unan las personas y continúe esa divulgación a través de los caminos de la vida  en estos momentos tan necesarios en el sentir agobiado del hombre. Que estos mensajes como otros que en estos momentos se están distribuyendo, que yo mismo hago llegar a otros hermanos con los cuales me comunico, que forme una cadena de unión con una voz consoladora para el que quiera limpiar el dolor que hay en el corazón humano que  sienta el palpitar de la vida en la nueva enseñanza de entrega  y amor para la verdad espiritual y la hermandad entre los hombres en su relación con los espíritus.

Que la voluntad humana se libere de las ataduras terrenas  y pueda llevar adelante este trabajo de conjunto tan necesario para el hombre para liberar el sufrimiento terreno en el cual se encuentra, que la luz nos ilumine y el padre nos dé fuerzas para seguir con esta misión de amor que nos libere de toda atadura como fuente de vivo manantial seamos proyectores de esperanza para todo el que necesite consuelo material y espiritual..

Me retiraré con mi gratitud a estos hermanos  espirituales que me ha permitido pasar para que pudiera expresar  este deseo mío en mi misión de moderador en las dos esferas para el desarrollo espiritual. También, para hacer llegar un pensamiento  de luz a todos los que en la tierra  tenéis esta facultad sublime y sagrada que en el plano real físico tanto dolor nos produce. Es una verdad de progreso y justicia que luego tanta paz nos aporta, un pensamiento de  luz para todos. También, para una hermana que le hago llegar mis mensajes  que a mi lado le enseñé el camino de la luz, sigue teniendo momentos que va a oscuras por esos senderos en busca de la verdad de su alma, en esa labor terrena que debe de desarrollar bajo la protección de este médium.

Mi cariño y gratitud a todos, adiós mis queridos hermanos. Antonio.

Grupo, los caminos de la vida


lunes, 11 de julio de 2011

El encuentro

            Muy a menudo os equivocáis los humanos al pensar que el camino que hacéis es definitivo y no un medio, en él debéis experimentar, reconducir, aprender aquella asignatura que habéis determinado.

      Fue necesario el paso del tiempo, y mucho tiempo, para poder comprender el desarrollo de algunos acontecimientos que me llenaban de confusión a pesar que Pepe ya me había hablado sobre las reencarnaciones y las pruebas humanas, en aquellos tiempos me costaba asimilar  la fuerza de un destino que determinaba.

      La presente vivencia se desarrolló el 2-55, en aquellos tiempos el país estaba bajo el control de una férrea dictadura militar, yo tenía 22 años. En la actualidad estamos a 7-11, por lo tanto, han pasado muchos años, no solamente tiempo físico. El desarrollo de una realidad espiritual que me iba a llevar por senderos que yo no deseaba ir. La  presencia espiritual de Candi impulsaría mi destino al desarrollo de una mediúmnidad que siempre había rechazado...                          
                                           

                                              Vivencias 2     

                                           
                                                  
                                                          3


                                     El encuentro, al píe de la cruz

          El frío era intenso en aquél final de febrero de 1.956, ya con noche y en la hora acordada me desplacé al lugar en que había quedado con Candi para nuestro encuentro material, en la plaza de Santa Maria, al pie del monumento que había realizado dos años antes. Al poco rato se acerca una mujer, era joven, elegantemente vestida, pelo largo, intuitivamente nos besamos, como si ya lo hubiésemos hecho otras veces.

           –¿Hace mucho que esperas? –me preguntó Candi con una amplia sonrisa.

           –No, acabo de llegar.

          –¿Cuándo viniste? Desde ayer que te siento cerca, –indicó Candi, como si ya hubiese habido un acercamiento material anterior.

           –Ayer a mediodía, tuve que hacer gestiones obligatorias y por ello quedé para esta noche.

           –Vamos, si quieres a un café acogedor para salir de este frío, allí se reúnen gente culta y del mundo del arte, hay un ambiente grato, –indicó Candi señalando la dirección con la mano.

           –Sí, vamos a donde tu quieras.

          Para mí fue una sorpresa inesperada aquél lugar, alguna de la gente que había allí ya la conocía, había vivido y trabajado dos años en aquella ciudad.

           –¡Hola Manolo!

           –¡Qué sorpresa, Braulio!

           –¿Ya os conocéis? –indiqué  mirando a Candi y luego  Braulio.

           –¡Claro! –indicó Braulio con un gesto determinante–. ¿Verdad Candi?

           –¡Sí, hemos trabajado juntos! –indicó Candi con cierta contrariedad. 

           –¡No  sabía que os conocíais...! –señalé  un tanto perplejo.

          –Vamos a aquella mesa que está mas  retirada y podemos hablar más tranquilos, –señaló Candi  con gesto incómodo.

          –Sí, vamos, –manifesté un tanto confuso, intuía que había contrariedades  entre Candi y Braulio.

          Pedimos dos cafés con leche –ya situados en aquella mesa alejada–, estuvimos hablando de arte y situaciones inmediatas, de vivencias personales, espiritualidad. Sin tocar la incertidumbre que había producido aquél medio año de correspondencia, todo parecía preparado y determinado en total normalidad.

           –¿Cuándo quieras empezamos con el busto que quieres que te haga?

           –Esto depende tuya, no quiero que dejes otras cosas por hacer mi busto.
           –Lo haré por las noches en mi estudio. ¿Tienes problemas en ir?

           –Yo, ninguno, –indicó Candi con una amplia sonrisa.

           –Mañana nos vemos, aquí mismo.

           Ya marchábamos, Braulio que seguía con su tertulia de amigos se levantó del asiento y se acercó. –Te tengo que hacer una entrevista para publicarla, indicando tú regreso a la ciudad, igual que hicimos al marchar. ¿Qué te trae por aquí?

           –Ya hablaremos, –le indiqué al ver que Candi se retiraba–. Tengo que hacer una escultura.

           –Ya nos veremos, –indicó Braulio muy afectuosamente.

          Acompañé a Candi hasta el portal de su casa, allí estuvimos hablando y surgieron momentos de cierta emotividad y confianza, que parecía manifestar continuidad de algo ya iniciado.

          En mi estudio, al atardecer del nuevo día empecé con el busto de Candi, también empezaron a surgir los acercamientos  y las tertulias. En el tiempo que había trabajado en aquella ciudad había conocido mucha gente, alguna relacionada con la lírica surgida en el entorno de Torcal. Con la presencia de Candi cogieron fuerza las tertulias y los acercamientos. Candi era muy conocida en la ciudad como poetisa. También continuaba el acercamiento con Nacri Mimi y sus hijos. Sobre todo, con Filo, que continuamente estaba a mi lado.   

           Cogieron fuerza las tertulias y los fines de semana se ampliaban hasta largas horas de la madrugada. Ya la juventud culta luchaba en la abertura de nuevos horizontes por una sociedad más justa, en la cual, el grito de libertad se empezaba a poner en la boca de la mayoría de los ciudadanos. En todas aquellas manifestaciones culturales y sociales había afinidad  con Candi, ello nos llevaba a caminar por senderos comunes y liberados.

          Las situaciones familiares y humanas eran totalmente opuestas, Candi  estaba sujeta a un complicado problema familiar, mientras que yo  era totalmente libre y esperaba la licencia para exponer en Madrid y seguir mis estudios de arte. Iban pasando los días e iba cogiendo forma su busto, Candi iba a diario. También iba surgiendo aquél sentimiento interior que cada día que pasaba parecía imponerse con más fuerza, surgió el inesperado acercamiento amoroso lleno de entrega y ternura y en el momento más culminante surgió una contrariedad, un silencio.

           –¿Qué té pasa? –le pregunté.

           –He visto a Braulio y quiere hablar contigo,  –indicó Candi un tanto contrariada–. Me indicó que pases por la redacción del periódico para hablar.

           –Iré en otro momento, estoy muy ocupado, es una vigilancia que tengo de continuo  en el trabajo, les urge la escultura y mientras no la coloquen no pueden trabajar en aquella zona del ábside.

            –Además de la entrevista quiere hablar contigo sobre una exposición promocional de artistas noveles, esa promoción ya la estuvo haciendo en poesía.

           –¿Tú colaboras?

          –¡No! –indicó Candi de manera cortante.

          –¿Qué té pasa con Braulio? –le pregunté al ver tanta contrariedad.

          Candi esbozó una confusa sonrisa a la vez que un gesto de contrariedad se dibujaba en su cara, aquello me dio una sensación mayor de sorpresa...

          –¡Entonces! ¿Qué pasa?

          –Nada, –contestó Candi con una media sonrisa–. Braulio es un buen periodista y mejor critico de arte. Es joven y le falta experiencia, como siga  por el camino que va acabará en la cárcel y sin licencia de periodista.

          –¿Tiene problemas con el sistema?

          –Sí, está en un enfrentamiento  frontal contra el sistema militar y la censura a la que está sometida la prensa a la hora de expresarse. Ya ha sido detenido y le han retirado varias veces la licencia de periodista.  

          –Sí, algo intuía en los comentarios que tuve con él en otras épocas, antes de ir a la mili.

          –El padre fue el fundador y director del periódico. Finalizada la guerra le detuvieron al no querer publicar los partes que le mandaba el gobierno militar provincial, en su periódico.

          –Ya me habló Braulio de eso...

          –Dada las malas condiciones en las cárceles allí cogió la tuberculosis y su salud se deterioró, por aquella quiebra de su salud le dejaron salir de la cárcel y a los pocos días fallecía.

          –¿Y el periódico? –le pregunté a pesar de conocer la historia.

          –Mientras estuvo en la cárcel el padre de Braulio el periódico estuvo sin salir a la calle. Hubo una huelga oculta en la empresa nadie quería coger la dirección del periódico.

          –¿Braulio que hacía en aquellos momentos?

          –Estaba estudiando periodismo en Madrid, –Candi entró en un fuerte nerviosismo mientras hablaba–. Era un periódico republicano y de corte revolucionaria en donde escribían intelectuales y colaboraban escritores de prestigio, como Valle–inclan, muchos de aquellos cerebros se tuvieron que marchar del país, otros dejaron la vida en la contienda  o fueron a parar a las cárceles, algunos fusilados. El gobierno esta pendiente de todo lo que se publica en ese periódico, por ello, te digo que tengas cuidado con lo que hablas. Estas haciendo el servicio militar y puedes tener dificultades si tocas el clero  o los militares.

           –¡Precisamente, eso es lo que más le interesa a Braulio...!

          –¡Cuidado!
 
          Hubo un silencio, la cara de Candi cambió de expresión. Le cogí las manos y me di cuenta que estaba nerviosa, temblaba. La besé  y la apreté contra mi pecho. Candi tuvo una exclamación de mal estar y un llanto contenido.

           –Los periodistas estamos muy limitados, cada vez más. ¡O te sometes al sistema o no tienes trabajo!

           –¡Hay que luchar por la libertad –indiqué con una expresión de desafío.

           –¡Yo lo hice! –indicó Candi con un gesto de crispación.

           –¿Qué Pasó?

           –Voy a dejar el periodismo, necesito ganar dinero. Tengo a mis padres enfermos,  bastante mal, y esto me  supone muchos gastos. Me ofrecieron un despacho administrativo  en el sindicato vertical, si quiero seguir dando ayuda a mis padres lo tuve que coger.

           –¡Ahí es donde está mi lucha, en una deuda que tengo con los republicanos y con mi padre!

          –¿Te vive?

          –No, en otro momento te hablaré de esto, –le manifesté.

          –¡Ten cuidado!

          –Tengo que hacer la escultura del evangelista gratis, por caridad cristiana me pagan la alimentación. Me vigilan para que esté con las manos en el barro desde que amanece hasta que anochece.

          –¡Lo tengo bien meditado! Escribiré poesía, eso no les preocupa a los militares ni a la censura. Consideran la poesía como un entretenimiento de mujeres caducas y depresivas, de adolescentes confusos  y con poca personalidad. No la leen y tiene poca censura, por ese camino se puede entrar dentro de la conciencia del sentir humano  y manifestar gritos de protesta que muerdan interiormente.

          –Lo conozco, se la lucha que mantienen los compañeros escritores, –le manifesté.

          –Mañana te traeré una carpeta con escritos y poemas, en ella puedes ver esta realidad que te comento, por ello te digo. ¡Ten cuidado con Braulio...!    

           2-56    Manolo.

 


     
 
  


 


lunes, 4 de julio de 2011

En misión de ayuda

Os cuesta mucho creer en la escuela física de los hombres, comprender que el maestro es el que tiene la sabiduría y toda enseñanza tiene un valor superior. Huir de la ilusión que os produce vuestros sentidos corporales que enturbian vuestras mentes y dificulta la entrada en el camino de la realidad trasformadora.


                        Nº 1393-J. Lectura.   Jaime

                        En misión de ayuda

Ya estoy en vuestra situación y realidad humana, vengo de muy lejos para cerrar esta puerta. Lejos para vosotros con cuerpos y mentes pesadas, materiales. Para nosotros es distinto, al ir evolucionando el tiempo va cambiando de dimensión como las distancias, todo se dilata  al ir subiendo peldaños y una mayor claridad se manifiesta para nuestros sentidos. Lo mismo que sucede en vuestro mundo corporal si estudiáis y liberáis carga, si os alejáis de aquello que no es vuestro, que habéis cogido prestado para hacer un trabajo en la realidad corporal y ya finalizado el trabajo lo tenéis que volver a dejar. 

Los egoísmos y apegos no es una condición de la materia, es de vuestras imperfecciones y en cuerpo físico las tendréis que depurar. Luego, voluntariamente ayudaréis a otros hermanos en esos caminos de la depuración interior, de ayuda y de amor

He vuelto a mi trabajo de los primeros años de mi llegada a la casa eterna, en mi última materialidad. Al trabajo de enfermería, recoger a los hermanos, ayudarles, darle consuelo y sendero. En esas luchas despiadadas que tenéis los humanos por imponer un orden, establecer un dominio. Es un trabajo de enfermería espiritual que tenemos que hacer los que conocemos la esfera del sufrimiento en vuestra realidad corporal y nos quedan partes que depurar.

Si queremos evolucionar y subir un peldaño más en el camino de la evolución. Poco a poco tenemos que hacer el sendero, todo aquello que se deja de hacer en la tierra lo hay que hacer en la vida espiritual, a la vez, prepararse para reencarnar y depurar nuestros errores. Por esto he tenido que desplazarme a estos lugares de luchas terrenas para hacer esta labor para la cual yo mismo pedí autorización para hacerla, dado mi deseo de evolucionar.   

 Dado el trabajo realizado de caridad en las dos esferas y los años pasados en los centros de estudios espirituales, ya mi misión  es distinta. Esto ya lo indiqué en otros momentos, ahora debo cerrar esta puerta para seguir dando apoyo a estos hermanos necesitados, que siga la ayuda en la zona espiritual, ya que a los humanos os cuesta dar ayuda si no tenéis intereses. Una labor que conozco bien dado el fuerte sufrimiento que tuve que pasar en la zona humana.

¿Cómo ves la situación ahí, en esos lugares?

 En los hermanos que desencarnan ya tienen una conciencia de la situación desde antes de tomar materia. Cuando tenemos que tomar materia por expiación y si no estamos lo suficiente preparados se produce como un oscurecimiento zonal de los sentidos, luego, ya de vuelta se hacen los análisis de aquella labor. Comprendemos aquella realidad que por la ley del progreso y nuestra vagancia humana nos ha sido impuesta.

Ya os indique mi deseo de reencarnar en la India para adelantar en mi trabajo. No me ha sido permitido, no estoy preparado. Antes tengo que hacer un adelantamiento en estas misiones que ahora me ocupan, más liberado volveré a tomar materia en vuestra zona y seguir mi sendero. Si veis estas luchas con mente humana  son tragedias, a la luz espiritual encontraréis consuelo y vuestra ayuda será más positiva. ¡Qué representa una materialidad frente al proceso eterno!

Cerraré esta puerta, vosotros podéis seguir mentalmente dando apoyo para que las esferas de la zona terrestre tenga un poco mas de fortaleza y dé ayuda a estos hermanos recogedores que son un equivalente a los  enfermeros en vuestro mundo corporal. Se dedican a recoger a los que desencarnan y llevarlos a los centros de rehabilitación para que vayan tomando conciencia de lo que ha pasado y de la realidad en que se encuentran.

        Jaime, moderador en las dos esferas

  Grupo, los caminos de la vida. 







viernes, 1 de julio de 2011

Continuidad en el tiempo

La cadena dorada del amor es eterna, inmutable y, cuando realmente se piensa en el ser amado se siente su presencia. El alma recibe la llamada esté donde esté, aunque hubiese reencarnado se manifestará.

     El universo está lleno de misericordia amor y equilibrio.

                            Continuidad en el tiempo


                                        Vivencias.  2

       Ya en aquella ciudad, el día era gris, un agua menuda y fría como la nieve caía con intensidad y un cielo oscuro cubría la ciudad. A lo lejos, negros nubarrones que amenazaban tormenta, era una ciudad fría y húmeda  y en ella siempre había tenido dolencias y me había sentido mal. Ya con el tren entrando en los andenes meditaba sobre los muchos momentos malos que había pasado en aquella ciudad con aquellas nieblas que tanto me dificultaban la respiración y aceleraba las dolencias.

En el bar de la estación hice una parada para comer algo, no había comido nada desde el día anterior que lo había hecho con Gloria en aquél restaurante para estudiantes. La separación no había sido tan dolorosa como me lo había imaginado, era como si algo interior de Gloria se hubiese venido conmigo –más bien ya estaba en mi interior–, esto lo comprendí con la videncia que había tenido unas horas antes, en ella se manifestaba un camino de continuidad a través de las reencarnaciones ya desde muchos siglos atrás.

Sentía viva a Gloria en mi interior, como una parte activa de mi sentir. También recordaba con cariño las horas pasadas con mi amigo Pepe, las largas tertulias sobre los nuevos horizontes, las nuevas filosofías sobre conocimientos paranormales que suelen pasar desapercibidos para los sentidos corporales. Todo aquello abría grandes y nuevas dimensiones en mi interior a la vez que me descargaba de estados de angustia que se habían aposentado en mi sentir desde la niñez, más bien, acompañaban a mi espíritu desde mi nacimiento envolviendo mi vida en zozobra soledad y tristeza. A pesar de ser desconocidas para mi limitado conocimiento humano me enseñaba una nueva manera de ver la vida y sentir sus influencias,  algo ya había empezado a cambiar en mi interior.

Envuelto en aquellos pensamientos de liberación me había olvidado que seguía siendo soldado y que me tenía que presentar en el gobierno militar al llegar a la ciudad. Aquello me produjo cierto mal estar en mi interior y al acabar de comer me marche, llovía con intensidad y tuve que coger un taxi para ir a ver al cura que se cuidaba de las obras de la iglesia, con el que tenía los tratos comerciales. Sentía nerviosismos y contrariedad al entrar en la iglesia en donde el cura tenía su despacho. Llamé a la puerta  que estaba entreabierta y entré.

– ¡Te tardaron en mandar! –indicó el párroco al verme con una mirada inquisidora.

Guardé silencio, en su principio, sabía que todo lo que dijese se iba a poner en mi contra.

–Hubo unos momentos de silencio, mientras el cura me miraba con cierto recelo, y me dijo, – ¡mañana a primera hora empiezas a trabajar! –indicó en tono autoritario.

–Me indicaron que me presentase en gobernación al llegar.

– ¡No! –indicó el cura de manera contundente y seca–. En consideración cristiana se te permite que estés en una pensión y te pagaré lo que cueste.

Ya aquello me lo esperaba, pero el impacto fue fuerte en mi interior. Estaba de pie, confuso y sin saber que contestar  sentía una profunda crispación y la rabia corría por todas mis arterias. Comprendía que me tenían atrapado y si ponía algún impedimento me obligarían a ir a comer y dormir a un cuartel cercano a donde tenía que hacer la escultura de aquél evangelista.

–Ya te puedes ir, y mañana a primera hora en la iglesia, –me indicó el cura como si me hubiese estado leyendo en mis pensamientos.

Envuelto por un estado de fuerte crispación me marché de la iglesia. Seguía lloviendo, ya me sentía indiferente a todo y un mal estar me mordía por dentro y llenaba de rabia todo mi sentir, por más que utilizaba las técnicas de relajación que me había enseñado mi amigo. Aquella agua menuda se había intensificado al ir pasando las horas, con mi maletín en la mano continué el camino. Pasé por delante del monumento que había hecho dos años antes y estaba colocado en la plaza de la catedral. Allí tenía que ver a Candi al día siguiente por la noche. Atravesé la ciudad, cogí a la izquierda y pasé por la puerta de Santiago hasta llegar a donde tenía el estudio que todavía conservaba desde antes de marcharse a la mili. Allí tenía esculturas, bocetos, libros, ropa y otras cosas personales. Al entrar en la casa me  encontró con Luisa, nos abrazamos.

– ¿Cómo vienes de mojado? –ven al lado del fuego para calentarte

–Sí, está lloviendo, –le dije a la vez que pasaba a la cocina en donde había una chimenea encendida con un ambiente cálido y acogedor.

–Siéntate aquí, te prepararé un café con leche y te traeré ropa para que te mudes.

–Gracias, sigue siendo muy amable conmigo.

– ¡Ya sabes que eres para mí como un hijo!

–Yo también la aprecio y la quiero, es generosa y atenta. Con usted siento la presencia de mi madre y le tengo cariño como mujer.

Luisa se sentó a mí lado y surgieron unos momentos de silencio, –me alegro que hayas venido, he pensado mucho en ti.

–Yo también la recordé con cariño.

–Luisa me cogió la mano y señaló, – ¡estás temblando!

–Me cogió el frío y cuando hable con el cura entré en un fuerte nerviosismo.

–Enseguida te preparo ropa para que te mudes.

Luisa era una mujer cuarentona, un poco rellena pero estaba de buen ver, vivía con un hijo de 10 años. Era viuda, su marido había muerto atropellado por un camión iba en una moto y se le echó encima. Luisa procedía del medio rural, se había marchado a la ciudad en busca de mejoras tenía una casa grande y me había alquilado unas habitaciones en donde tenía el estudio y una habitación para dormir. Allí, en aquella casa le había cedido una habitación a Torcal años antes cuando hacía el servicio militar en aquella ciudad en donde lo había conocido. También Luisa me preparaba la comida y me lavaba la ropa, me había cogido cariño y estaba siempre pendiente para ayudarme.

Aquella noche dormí bastante mal, los pensamientos volaban al encuentro de Gloria y me producían desasosiego. Además, al haberme mojado ya empezaba a notar que el reumatismo endurecía las articulaciones y me producían dolor, a pesar del cansancio que arrastraba no podía reconciliar él sueño. Con las primeras luces de un nuevo día –que  entraban en la habitación–, me senté en la cama para meditar  sobre el trabajo que tenía que hacer. Tenía la sensación que por la noche había tenido un acercamiento espiritual con Gloria, sentía su presencia y a pesar de no haber descansado me encontraba motivado.

–Será como un sueño producido por el estado emocional con el cual me he separado de Gloria, –pensaba.

Por la mañana al salir a la calle ya no llovía, estaba nublado. Había un sol racheado y hacía frío. Atravesé la ciudad y fui a la iglesia en donde tenía que hacer la escultura y la iban a colocar.

Era una iglesia de nueva construcción y en una sala lateral de grandes dimensiones allí hacía la escultura del evangelista que tenía cinco metros de altura. Tenía unos grandes ventanales en donde iban unas vidrieras emplomadas de estilo gótico siguiendo la línea del conjunto de la iglesia, con partes modernistas. Al estar en obras la iglesia los grandes ventanales no tenían cristales, allí corría el aire y hacía mucho frío, era el mes de febrero

– ¿Qué ha pasado? –le pregunté al encargado de la obra.

–Los escayolistas no se atrevieron a hacer los moldes y el barro se secó y no se pudo pasar la escultura a la fundición.

–Yo me tuve que marchar para hacer la obligación militar, ya había dado las indicaciones al encargado de los escayolistas.

–Sí, pero no lo supieron hacer.

Me puse delante de la escultura que estaba toda agrietada, tenía que empezarla de nuevo. Quitar el barro y amasarlo, volver a preparar el armazón con la tela metálica y empezar de nuevo el modelado de aquél evangelista de cinco metros de altura.

–Si te hace falta personal lo puedes coger para que te ayude. Les urge que se acabe pronto para pasarla a la fundición y colocarla.

–Será un par de meses, –le indiqué

Era febrero del año 1.956 cuando se desarrollaban estos acontecimientos, tenía 22 años, estaba muy lejos de conocer en conciencia humana  aquella realidad espiritual que yo mismo había determinado en un estado más liberado en el sentir y pensar. Una verdad de progreso espiritual que iba a hacer cambiar la totalidad del desarrollo de mi vida en la prueba humana que tenía que vivir.

Aquella misma noche iba a conocer a Candi, mi amor material que iba a hacer cambiar el rumbo de mi vida, todo preparado de reencarnaciones atrás. Manolo.

                                       22-junio- 2011