martes, 31 de diciembre de 2019

El encuentro con la luz


                     El médium y su desarrollo.

A menudo nos equivocamos al pensar que nuestro desarrollo corporal es algo definitivo y no un medio para alcanzar algo superior que como espíritus  venimos a la tierra a  desarrollar…                         

                                
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 El encuentro con la luz,  Al día siguiente a primera hora sonaba el teléfono, era el médium, indicaba que fuese a su casa para tener una consulta. –Estaba en la cama, había perdido la noción del tiempo y resultaba que ya eran las diez, me levanté y fui a su casa, ya se encontraba bien y además estaba optimista, me indicó que al nuevo día ya se podía hacer el viaje al Pirineo para hacer el baño pendiente en las frías aguas; con ese fin entraba en trance. En la visita con el guía espiritual le comenté sobre el baño, –ya el médium había indicado para hacerlo.

“Luego ya se puede continuar con las pruebas, es muy necesario este trabajo de limpieza  para seguir el rumbo iniciado; No debes tú conducir el coche en este trabajo, tienes riesgos. También Amalia esta muy cargada y le sería muy favorable que trabajara espiritualmente haciendo caridad” –me indico el maestro, ya había dado las indicaciones para hacer el trabajo que quedaba pendiente para la mañana siguiente realizarlo.

De madrugada volvía a la casa de Amalia para hacer el trabajo, el día se presentaba bueno, pero como era normal frío en los últimos días del año. El viaje se hizo  con el coche del médium, yo iba decidido a hacer aquel trabajo aunque fuese lo último que hacía en mi vida física, tenía que poner la voluntad por encima de la inclemencia del tiempo y de toda contrariedad, también de la frialdad del agua, ya antes de salir de casa me había puesto mi pantalón de baño. El camino fue bueno, por partes estaba nublado y en otras había nieve, el agua no estaba congelada ni tenía hielo como la vez anterior. Ya en la falda del Pirineo el clima era favorable había un buen sol y la temperatura era de bonanza.

En un rincón al lado del río el médium entraba en trance en medio de una atmosfera gélida y tuve la consulta con el maestro que me estuvo indicando el trabajo que tenía que hacer para seguir dando continuidad y a la vez cerrar el ciclo de los nueve baños. –Yo estaba sorprendido por la facilidad en que se presentaba el trabajo que tenía que hacer– El maestro espiritual me pidió las manos, yo se la daba como de costumbre para establecer controles cardiacos y campos de energía,  me indicó que le diese la  derecha. –Se unieron las manos, la derecha del maestro espiritual y la mía surgiendo un apretón de manos con un profundo contenido humano, se traspasaba toda barrera en el tiempo y el espacio.

Una desconocida energía hizo estremecer todo mi ser y un alto voltaje me hizo sentir una profunda emoción, mientras que un campo lumínico potenciaba todo el entorno y una profunda emoción embriagaba mi corazón haciendo salir de mis ojos unas dulces y esperanzadoras lagrima en aquél encuentro espiritual de luz.

Ya con Amalia normalizada hice los trabajos de limpieza en la manera indicada por el maestro en las frías aguas, acabados los trabajos volvía a entrar en trance y se volvía a manifestar el maestro, proyectaba una atmósfera de luz que daba paz…,  y señaló. “El trabajo se ha hecho bien, ya se puede empezar con las pruebas, reuniones y con todo el desarrollo espiritual” –se retiró lleno de calma y dulzura, en el pequeño grupo que me daba soporte surgió una atmosfera de entrega y hermandad.

  Fue para mí una profunda satisfacción ante tanto dolor al cual me había llevado mi desarrollo. – ¡Al fin poder completar aquél novenario! –que tantos problemas había tenido, tención y nervios, y terminarlo tan favorablemente. Yo me retiré para recoger unas plantas, tuve unos momentos de claridad y estaba lleno de emoción, comprendía que los seres celestes me estaban probando para que fortaleciera mi debilitada fe.  Por unos momentos pasaron muchos recuerdos por mi mente, pasadas vivencias que parecían enlazarse como eslabones en la situación presente dentro de la cadena del progreso. –Comprendía que un don tan divino como la mediumnidad no podía ser depositado en cualquier persona sin una preparación y dimensión determinante. Sabía muy bien que semejante atrae a semejante y si quería sintonizar con seres de sabiduría en la escala del conocimiento tenía que limpiar y depurar todos mis sentidos.       –Envuelto en estos pensamientos me había quedado rezagado cuando siento que me llamaban.

Marchamos, paramos a comer en el sitio de costumbre y a media tarde ya se estaba de regreso, fui al hospital y estuve visitando el marido de Amalia que seguía internado. Los últimos viajes que hubo que hacer para Amalia supusieron un sacrificio, estaba enferma. Además  de tener que ir con su coche tenía a su marido ingresado en el hospital, se sentía mal, hacía frío y tenía la casa abandonada en otras manos en las cuales no tenía la total confianza y su inquietud y nerviosismo era grande para hacer aquellos trabajos tan duros. 

Ya en mi casa subí a mi  estudio, me despejé y elevé un pensamiento de luz lleno de gratitud por haber hecho aquél viaje y poder completar después de las muchas contrariedades que había surgido alrededor de aquél trabajo,  mis ojos se me llenaban de lágrimas. Sentía con fuerza a Francisco quien iba a ser el primero de mis guías espirituales, mi corazón lloraba de emoción, en aquél estado iba rematando el año 77, que tantas dificultades me había puesto en mi camino hacía la vida del espíritu, que tantas pruebas de todo tipo había tenido que superar quebrando mis fuerzas y mi voluntad y en muchos momentos con el pensamiento puesto en el suicidio.
Ya era el día de noche vieja de aquel año que tanto malestar me había producido y en muchos momentos hasta asco, impotencia, anulación, incapacidad,  me levanté pronto, estaba alterado y mentalmente confundido, además el día se presentaba muy frió; un año que la mayor parte del tiempo había sido empleado a mi desarrollo como médium, a aquella vida del espiritu que tantos sinsabores me había dado a mi mente y materia, que yo tanto había rechazado, deseaba que no fuese una salida falsa a otras emociones y deseos sino el camino concreto de mi misión en la tierra.

A lo largo del día se fue desarrollando en mis sentidos una extraña violencia, no me dolía nada pero sentía un fuerte agotamiento físico y mental, un fuerte vacío notaba en mi interior, llegaba a una razonable y simple conclusión.   –Tenía la sensación que estaba perdiendo la razón, mi mundo sensorial se desformaba, en general me sentía un ser inútil y vacío, sin camino ni dimensión.

Ya por la noche en la casa el bullicio y la alegría se hacía sentir por todas partes, la palabra felicidad estaba en todos los labios, yo me sentía tan entorpecido que ni siquiera era capaz de pensar, deseaba que pasaran las horas y se retirara aquél ruido que embotaba todavía más mis sentidos. Nada pedía para aquel año que empezaba, me asustaba el levantar la hoja de cada día; Sabía dada mi situación que cada vez seria peor ya que en los últimos tiempos la tendencia de empeoramiento era manifiesta, en aquella realidad espiritual para la cual parecía no haber caminos de salida más que el desarrollo como médium.

Me dolía el mal que hacía llegar  a los que quedaban de mi larga familia y compartían conmigo el pan y el techo, me apoyaban en aquel camino que por más que lo meditaba con mi mente humano no alcanzaba a comprender. También me dolía  la cabeza en aquella noche vieja que se presentaba borrascosa, sin uvas, sin despedidas y también sin esperanzas.        

Manolo Carra.           1.977