viernes, 31 de diciembre de 2010

Nº 9. EL DESPERTAR DE LAS EMOCIONES

    La verdad la tenéis  en vuestro interior y mientras no seáis capaces de aceptaros a vosotros con vuestros errores, tendréis cerrada la puerta a ese sentimiento que tanto anheláis.                     
                     
                    El despertar en las emociones

                                                 9

Aquella noche me costó reconciliar el sueño, las palabras de Pepe sonaban con fuerza en mi interior. También se manifestaba la imagen de su hermana, que desconocía. La mañana fue de inquietud, era la hora indicada y me encontré con mi amigo que ya me esperaba y fuimos a su casa, era una vieja mansión llena de contenido y rancio sabor.
–Hay espacio en casa, es grande, puedes disponer de una habitación, –me indicó Pepe–, si te interesa, para que no tengas que dormir en el cuartel.
–No, prefiero seguir en el cuartel, me tengo que marchar pronto, tengo que ir a otra ciudad a hacer una escultura. Esto me llevó a rechazar  un estudio que tenía apalabrado, –le indiqué, prefería mantener aquella amistad y tener mi propia independencia. Además era una casa de clase alta y allí me sentiría molesto.
El confort y el buen gusto burgués se manifestaban en el interior del aposento, con sus cuadros, gruesas cortinas, y una luz tamizada que le daba un rancio sabor con una fuerte huella de pasadas glorias humanas. A la derecha de aquella acomodada sala se abrió una puerta y se dejó ver una mujer vestida elegantemente, muy bella.
–Te presento a mi madre, –me indicó pepe.
–Encantado Sra., –le indiqué con una sonrisa y sin ningún gesto de acercamiento.
Era una mujer madura, alta, rubia. Muy alegre y abierta, estaba ejerciendo de maestra en un instituto.
–Mi hermana Gloria, –indicó Pepe después de darle un beso y esbozar una amplia sonrisa.
– ¡Hola!, –le di la mano en señal de acercamiento y cortesía.
Gloria tenía  18 años, era alta, morena, el pelo lo llevaba recortado a la altura del hombro. Tenía los ojos grandes, en ellos había cierta palidez, era delgada y de expresión melancólica.
 Desde el primer momento sintonice con Gloria y  al darle la mano sentí una fuerte emoción, un acercamiento de simpatía  que estableció una comunicación hablada, muy emotiva.
–Ya me hablo Pepe de tus proyectos y de vuestras largas tertulias, –indicó Gloria muy emocionada.
–Sí, también me indicó tu afición por la música, –le indiqué para situar sensibilidad y acercamiento.
–Estudio piano y canto, lo hago por afición por la calma que me da en mi interior, profesionalmente no me interesa hay que pagar un precio muy duro para abrir caminos y poder vivir con el arte.
–Pero tiene un gran contenido sensible y espiritual.
–Sí, eso sí. Yo no tengo mucha salud ni fuerzas para cantar en público, lo hago con los amigos en las tertulias y ello me da calma.
¡Te invicto a una celebración que voy a hacer en casa!
–Por mi parte ya lo puedes dejar sentado, es para mí un hermoso placer.
–Tengo poco tiempo para el cultivo de la sensibilidad, estudio veterinaria, me gustan los animales, pienso que si estudio veterinaria los puedo ayudar más, además comprenderlos mejor.
Yo escuchaba en silencio, la cara de la muchacha cada vez se encendía más ya no tenía la palidez del principio. Sus mejillas se había enrojecidos y de sus ojos salía una indefinible dulzura que despertaba la sensibilidad y deseo en mi corazón. Comprendía que era un alma grande que necesitaba calor y confianza, inconscientemente  la chica puso las manos sobre las mías.
Pepe se había retirado para dejarnos solos y en una pequeña sala ricamente amueblada nos quedamos ensimismados y un tanto confusos, pronto Gloria empezó a hablar.
Surgió un silencio, yo me deleitaba sintiéndola hablar, le miré a los ojos y comprendí que estaba llena de amor y de necesidad de cariño que fortaleciera su verdad interior y sus necesidades como mujer.
– ¿Qué piensas?, –me preguntó Gloria al verme  atrapado en mis meditaciones.
–En algo muy confuso y poco concreto, que me cuesta asimilar, –le indicó a la vez que esbozaba una amplia sonrisa.
– ¿Esta relacionado conmigo?
–En parte…, –mí pensamiento estaba en la escultura de piedra de la adolescente que había hecho en la roca viva, en el acantilado. Algo muy vivo se estaba despertando en mi interior que deseaba el tener oculto, por otra parte, era algo irracional. Dado que la escultura la había hecho algún tiempo antes de conocer a Gloria–. Es un caso de premonición que me cuesta asimilar, –le indiqué para justificar de alguna manera mi silencio.
Algo estaba surgiendo que condicionaba aquella situación en un profundo sentimiento entre Gloria y yo. Descubríamos emociones adormecidas en un despertar de deseos y entregas en un desarrollo  común.
– ¡Esto no puede ser!, –pensé, a la vez que cerraba los ojos. Sentí en mi sensibilidad a Gloria como si se abriese interiormente en su primer despertar como mujer, enloquecida por el deseo en una profunda entrega… Aquella atmósfera interior  se desbordaba, – ¿Te gusta la ópera? –le pregunto, para dar un cambio a aquella atmósfera de emociones que se estaban abriendo
–Sí, mucho, –contestó llena de emoción.
–Estaban con unas representaciones de zarzuela días atrás en el gran teatro, Cantaba Torcal y Nina. – ¿Te gustaría conocerlos?
–Sí, –señalo Gloria con un gesto de asombro.
–Yo no podía ocultar una amplia y sana sonrisa frente a la emotividad de Gloria al hablar de Torcal, y le dije. –Está empeñado en que le haga la escenografía de una ópera que va a poner en escena.
–Gloria me interrumpió atrapada por un estado de fuerte emotividad, los ojos le salían de las pupilas como si se fuesen a fundir en mi corazón, – ¿Conoces a Torcal? –Me dijo, a la vez que me  apretaba más fuerte las manos y las acercaba a su pecho.
–Sentía el calor y el fuego que había dentro de aquél cuerpo débil y enfermizo. Eran momentos intensos inesperados y llenos de ternura, –somos amigos, ya desde mucho tiempo atrás. En esa nueva ópera Torcal lleva la parte alta de tenor, la obra la titula “Rebelión en alta mar”  
–Los ojos de Gloria se iluminaron y soltaron unas lágrimas de emoción, –me gustaría conocerlo.
–El día que hagas la fiesta si Torcal esta en la ciudad y no tiene compromiso lo traeré para que lo conozcas.
– ¡Me gustaría!
– ¡Tal vez podáis cantar algo juntos!
–Gloria estaba llena de emoción,  me abrazó  y me beso, –gracias  por tu acercamiento, –me manifestó  llorando.
Me sentía molesto, confuso, por Aquella situación un tanto embarazosa  y que no sabía como salir de ella, ni dónde poner mis manos. Tampoco que decir frente a lo inesperado de la situación, eran momentos intensos  de amor y de inocencia.
–Gloria retiro las manos de mi cuello y las puso sobre su cara para tapar su llanto. Surgió un silencio…, y, señaló. – ¡Soy feliz!
– ¿Qué te parece mi hermana?, –indicó Pepe en su acercamiento, que había permanecido un poco retirado.
–Tuve una meditación y miré para los ojos de pepe, – ¡es hermosa!
–Sí, es como una flor que se ahoga en su fragancia, –me señaló.
El profundo contenido de su hermana le había llevado a preocuparse por los temas espirituales desde el desarrollo científico a través de la biología, había estudiado medicina y finalizaba psiquiatría.
–Me miró a los ojos y me dijo. – ¿Porqué no le haces un busto? 
–La cena está preparada, –indicó Mari con gesto airoso, la madre de Gloria que así se llamaba
–Yo me marcho, –manifesté.
–Ya te había puesto cubierto. Estoy agradecida pues ya llevaba años que no veía tan feliz a mi hija.
–Gracias por su amabilidad, tengo que marchar, en otro momento volveré para visitarles.
Me despedí de las dos mujeres…
–Yo te acompaño hasta la calle, –me indicó Pepe.
–Mi hermana ha sufrido mucho con la muerte de nuestro padre, años atrás, desde aquellas fechas no la había visto con esa alegría y ganas de vivir.
–Es muy hermosa, –le indiqué
–Pepe me dio la mano para despedirse y me dijo. –En otro momento te hablaré de mi hermana y de muchas cosas relacionadas con el interés y los egoísmos humanos que tanto daño producen en el desarrollo personal, llegando hasta la despersonalización de la persona. La  libertad de conciencia es una consecuencia de la cultura y manera de vivir. Todo ello surge de un estado de conocimiento que es el que tiene la fuerza liberadora, activa nervios y músculos en relación a la necesidad interior de encontrar la estabilidad.
–Una fuerte reacción nerviosa sentí en mi interior, – ¿Qué me esta pasando? –pensé.
No nos miramos a los ojos, soltamos las manos que todavía las teníamos juntas. Había una extraña sensación de frialdad, me di la vuelta y cogí la primeras calle que encontré. Iba sin rumbo fijo, en la despedida con Pepe había sentido una sensación de frialdad, de mal estar, había visto como una sombra de mujer que relacioné con su madre. Habían sido unas emociones muy fuertes que había sentido con  Gloria que se entregaba sin límites ni reservas. Estaba atrapado por aquella fuerte emoción y no quería pensar en nada. Pero, algo me crispaba.
Ya era noche, había refrescado y tenía frío. Atravesé una gran plaza, cogí a la derecha y pronto volvió al cuartel, ya habían hecho el toque de silencio.
–Por la tarde el capitán ha estado en la compañía, preguntó por ti, –me indicó el cuartelero–, también tienes una carta.
No puse atención, no quería saber nada de nadie. No quería romper aquél encanto interior, silencioso, que había tenido en la casa de pepe, deseaba recogerme y vivir intensamente aquella emoción interior que desbordaba mis sentidos. 
Me quité los zapatos y el pantalón y me dejé caer en aquel camastro para vivir en silencio aquellos momentos profundos que llevaban a mi corazón emociones intensas, un tanto desconocidas para mí. Siempre preocupado por los estudios el arte y la fama me había olvidado de lo más profundo de mi sentir arrastrado por las glorias humanas.
Me estiré en la litera, estaba confuso. En mi mente saltaban las ideas y en mi corazón hervían los sentimientos que me hacían meditar en el desarrollo de mi vida. Que se presentaban como en una pantalla mental imágenes de mi corta existencia corporal que me producían confusión y tristeza. – ¡que me pasa! –pensaba.
–Si esta emoción y seguridad que sentí al lado de Gloria la hubiese tenido antes no hubiese vivido tanta soledad que estaba habiendo en mi juventud en mis momentos de glorías. Cuando recogía las medallas y premios ganados con mi trabajo artístico. En vez de sentir emoción me producía tristeza al no tener a nadie con quien compartir aquellos momentos.
Envuelto por mis pensamientos y atrapado por la profunda emoción que me había trasmitido Gloria en su abrazo sin límites ni reservas, no pude dormirme en toda la noche por más que lo intentaba. Ponía en práctica técnicas de relajación que tanto me habían ayudado en otros tiempos, en aquellos momentos las emociones y la ansiedad se imponían por encima de todo.
Ya la luz de un nuevo día entraba por el sucio ventanal  que tenía en la cabecera de la litera no aguantaba la cama y me levanté, al atravesar la sala me encontró con el corneta que iba a tocar diana.
                                             Manolo


 
 



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