lunes, 17 de enero de 2011

EL ESPERADO ENCUENTRO CON PEPE

  No os torturéis con vuestras reflexiones, ¡cuando tendrá que dejar el alma de regresar a vuestro planeta! Cuando alcancéis, al fin, el reconocimiento de vuestra elevación en esa otra realidad paralela a la humana que realizáis.                                  

                             El esperado encuentro con Pepe.
                                                  12

          A media tarde Pepe –según lo hablado– pasó por la carpintería a buscarme, iba vestido de paisano y con ropa deportiva. Le llamó la atención algunas de las herramientas que utilizaba para trabajar la madera y también de la carpintería.

– ¿Y esto? –preguntó al ver las láminas del cuadro de las lanzas.

–Son para unas tallas que tengo que hacer para un arcón, para el coronel, una hija se casa y le quieren hacer un regalo

–Conozco la pintura, la he visto en el museo del prado, –me indicó.

–Ya tengo aquí trabajo para una temporada, ¡me rompe mis planes!

–Bueno, vamos a pasear y hablamos.

Salimos de la carpintería y atravesamos el patio en donde estaban los talleres, también las caballerizas y los carros. Pasamos por el patio de armas, rodeado de soportales de piedra en donde se servían los desayunos. También, allí hacían la misa los domingos y si se quería salir había que ir a misa, la religión católica era obligatoria.

Llegamos a la calle, había dejado de llover y había un hermoso sol, la calle estaba tranquila. Paseando llegamos al puerto, Me llamó la atención un trasatlántico que venía de lejanos países con bandera extranjera. Los emigrantes con grandes bultos estaban en los andenes del puerto, era una época que la emigración era masiva la guerra civil había dejado mucho destrozo y pobreza. Seguimos caminando hacía una zona alejada en donde ya había finalizado el puerto.

Íbamos hablando alegremente, me había recuperado bastante del adormecimiento que había tenido por la mañana en la playa y esperaba el momento para contárselo a Pepe. A lo lejos se veía el sol en el horizonte, unas grandes rocas se recortaban sobre un fondo rojizo. Nos sentamos, dejamos resbalar la vista y desde allí vimos una impresionante puesta de sol. Era una tarde de una profunda quietud. Mientras hablábamos –mayormente Pepe–, yo escuchaba, era un manantial de conocimientos que me penetraban con fuerza. También había grandes silencios que daban margen a la meditación y reflexión sobre los temas paranormales que Pepe de manera magistral me explicaba en aquél fresco atardecer.

Yo le comenté sobre el sueño que había tenido aquella misma mañana en la playa. Pepe me escuchaba y me miraba esbozando su media sonrisa. Me sentía mal, por aquella postura que mantenía Pepe, que tomase a la ligera aquél sueño que tan malo rato me había hecho pasar –luego el perro con aquella agresividad–. A pesar que ya me habían indicado que estaba adiestrado y que nunca había mordido a nadie y había prestado mucha ayuda,

–Pepe me había puesto la mano en el hombro y con expresión determinante me indicó, –eso no es un sueño.

– ¡Cómo! ¿Entonces qué es? –Exclame, no podía con el asombro.

Pepe mantenía cierto silencio, a la vez que una mirada penetrante dirigía a mis ojos...

– ¿Entonces qué es?

–Es un desplazamiento astral, lo que has visto lo has contemplado desde fuera de tu cuerpo físico. En cuerpo etérico o espiritual, por ello has visto los dos cuerpos.

–En unos momentos lo pasé muy mal.

–Sí, hubo un momento que pudo ser arriesgado para el cuerpo físico, al ladrar el perro pudo haber problemas y producirse un bloqueo coronario, que el espíritu no pudiera hacerse cargo del potencial biológico –indicaba Pepe– hay un hilo que va del cuerpo físico al etérico a través del peri espíritu.

– ¿No es visible con los ojos físicos? –le pregunté.

–Es un hilo de energía llamado “cordón de plata”, los videntes pueden ver con la vista espiritual.

– ¡Si se corta ese hilo! ¿Qué pasa?

–La muerte física, la separación de la materia

– ¿Seguimos sintiendo, luego?

–Sí, más fuerte. Al soltar las amarras de la materia que tanto condicionan.

– ¿Queda rota toda manifestación con el desarrollo corporal? –le pregunté un tanto confuso.

–No, los espíritus tienen conciencia de su realidad –ampliada– según el nivel de conocimiento.

– Pero, ¿se pueden expresar en el mundo corporal?

– ¡Sí, claro!, A través de los médiums.

–Médiums…!

–Sí, son personas que tienen un desarrollo, un ajuste. Dejan temporalmente su cuerpo para que se manifiesten los espíritus. Incluso seres humanos, que se les definen como terrenales. La vida sigue después de la muerte, el cuerpo físico es una envoltura corporal y temporal, de una densidad y resistencia en relación con su misión, de antemano preparada y estudiada para hacer un proceso en el camino de la evolución.

– ¿Qué opinión tienes del bien y el mal?

–Es necesario comprender que todo el mal que proyecta nuestra conciencia, expresa, de algún modo, determinada lesión en nuestro interior. Toda lesión de esa índole, determina disturbios o mutilación en el organismo del que nos valemos para exteriorizar nuestro ser en todos los planos del universo. Somos espíritu y manifestación, pensamiento y forma. De ahí el motivo por el cual, en el mundo, la medicina tiene que considerar al enfermo como un todo. Debe ser psicosomática, si quiere curar. Tenemos que tener en cuenta que el bien es el verdadero antídoto del mal.

– ¡Representa un cambio total en la conciencia y costumbres adquiridas esa nueva medicina! –le pregunté.

–Naturalmente. Para elevarse es necesario superar muchas cosas del comportamiento material de nuestra conciencia. El odio, el fanatismo, la superstición, los prejuicios, la credulidad y sus derivados.

– ¿El camino es la realidad oculta?

–El éxito en el camino iniciático es fruto obligado del completo desarrollo de las capacidades ocultas o desconocidas de la inteligencia humana.

– ¡La fe! ¿Qué piensas de las religiones?

–La devoción solamente puede conducir al sujeto a realizaciones espirituales menores, que den entrada a planos ilusorios. Hace falta un deseo clarificador de superación espiritual. La evolución en tiempo terrestre y humano solo es posible a nivel individual. Ya, que la especie evoluciona en tiempo cósmico, es decir, lentísimamente. El hombre desconoce su mundo interior, el perfeccionamiento espiritual es la más noble tarea que puede existir para la conciencia del hombre. El trabajo en la superación espiritual es la tarea más importante, vital y apremiante, es el medio para alcanzar la existencia real del propio ser.

Pepe, hablaba y hablaba, cada vez yo le escuchaba con más atención y asombro. Sus palabras encajaban dentro de muchas experiencias que había vivido y me sonaban en mi interior. Me elevaba la vibración y las emociones, –a pesar que actuaban en contra de mis principios conscientes y del enfoque estructural de mi vida–. Las resonancias actuaban en mi interior, en mi manera de pensar, de sentir, me producían confusión interior en unos sentimientos que habían permanecido estables durante los 22 años de mi vida física. Aquellas palabras que a menudo sonaban al mismo ritmo que mi diapasón interior y me hablaban de amplias verdades sobre el conocimiento, la filosofía, evolución, y otras verdades de la vida que iban un poco más lejos en conceptos e ideas. Que, en mi juventud, en mis deseos, en mis ansias de saber había pasado horas de estudio, reflexión, también de dudas. Todo aquello que de manera elemental me presentaba Pepe, me suponía problemas de conciencia y reconocimiento en los valores básicos en el desarrollo de la vida, dentro de mi conciencia humana. Todo ello, me hacía sentir confusión, dudas, inseguridad, al derrumbarse unos valores que para mí habían sido básicos dentro de mí desarrollo de la vida. Al desprenderme de aquellas manifestaciones de las ambiciones humanas que –según Pepe– estaban desarrolladas dentro de contenidos ilusorios que habría puertas a vanidades y orgullos.

–Todo esto –en momentos– me produce un profundo vacío interior, –le indiqué.

–Es debido a una insuficiencia, una prueba. Y sobre todo, una falta de ajuste en una verdad más amplia de la vida.

Ya se había hecho noche, en la oscuridad seguíamos hablando iluminados por la débil luz de la luna y de algunos chispazos del lejano faro.

–Seguiremos hablando de todo esto en otros momentos, –indicó Pepe después de una pausa cambiando la expresión de la voz.

–De acuerdo...

–Estudie medicina pensando que todo estaba en la biología, pronto comprendí que había algo más. Por ello, amplié estudios en psiquiatría. Me encuentro que tampoco puedo curar el sufrimiento humano, solamente puedo silenciar en algunos casos el dolor. Comprendo que hay un desarrollo más elevado y me lleva al estudio de la parapsicología, a estudiar todo lo que viene de la psique, relacionado con la parte espiritual. ¡Ahí es donde está el trabajo!

–Todo esto me confunde un poco, –le indiqué–. En la determinación que voy a tomar cuando me licencien.

–Ya te he dicho –seguía hablando en total contundencia– que el grueso de estas experiencias las tengo a través de mi hermana. Ella es sensitiva, por las noches a menudo entra en unos estados de sonambulismo y se pone a hablar. No es ella la que habla, yo la he interrogado y conseguido información que ella desconoce cómo ser racional en sus estados normales de conciencia. Incluso, habla de acontecimientos sucedidos en viejas civilizaciones con datos concretos que yo he investigado, esto me aclara muchas cosas. Conocimientos que con el paso del tiempo se ha ido manifestando en los senderos de la vida dando cambios a la información que los hombres damos de la realidad en la historia de la humanidad.

–Sí, es un ser especial, yo me siento muy atraído a ella. ¡Me preocupa!

–Tu caso es similar al suyo. La he visto leer una carta cerrada, ve espíritus, siente presencias, ve luces. Está muy asustada, su vida, en momentos se convierte en una completa tortura, no descansa... ¡Es extremadamente sensible y tierna!

Surgió una larga pausa, y Pepe continuó...

–Por ello, amigo Manolo te pido que seas sensible y humano con ella, que le des cobijo, estáis atados a una misión conjunta.

–Surge en mi interior una fuerte reacción hacía ella.

–Nunca la había visto abrazar a nadie, besarlo como lo hizo contigo. Huye de las emociones y retiene los deseos. Con los animales se siente mejor, más protegida como mujer; Por ello, tiene tanto interés en estudiar veterinaria.

Yo estaba silencioso y no sabía que contestar, había sido un día de muchas novedades y había muchas cosas que me costaban asimilar. Las comprendía como si tuviesen relación directa conmigo o las hubiese vivido en otro nivel de desarrollo. No las quería aceptar al romper esquemas del enfoque de mi vida.

Nos levantamos de la piedra en donde estábamos sentados. Yo estaba confuso mi idealismo no me permitía aceptar muchas de las cosas que decía mi amigo Pepe.

–Todo esto es normal, –me indicó Pepe como si hubiese penetrado en lo más profundo de mis pensamientos–. Está en la propia línea de progreso y sujeto a las leyes inmutables del desarrollo de la vida, muchas son conocidas por el hombre y otras no. Hay muchos intereses en las clases dominantes aferradas al poder temporal.

– ¿Hay otros poderes? –le interrogó.

–Sí, ya lo creo. Además siempre se imponen. El conocimiento, la propia ley del karma que determina los ciclos que rigen las leyes de la vida y su dinámica, matemática. Se trata que la humanidad no salga de los conocimientos corporales y establecer dominios sobre sus pensamientos costumbres y necesidades. En todo esto las religiones forman un papel determinante rompiendo toda libertad del ser y de la libre opción…

–Vamos a merendar, –le indiqué después de un profundo silencio.

–Sí, vamos.

Caminamos hasta la parte vieja de la ciudad, en un lugar tranquilo entramos. Tomamos un poco de marisco y unos vasos de vino de la tierra. Hicimos un brindis en bien de la amistad y el conocimiento. A Pepe se le iluminaba la cara cuando hablaba sobre la parte espiritual, una enorme fuerza salía de su interior que sintonizaba, unificaba, daba seguridad y confianza.

–Ya en el camino de regreso nos paramos para despedirnos. Pepe me puso la mano en el hombro y con la otra me cogió mi mano y me dijo, –otro día te hablaré de la ley del karma, del aura y de los campos magnéticos su influencia en la biología y en la salud…

– ¿Qué hay unas cogneciones de energía?

–Sí, lo compenetran todo, nada se escapa de su influjo que obedece a leyes cósmicas.

–Me voy para el cuartel, mañana nos veremos, –le indique, confuso. Sus palabras tenían una gran capacidad de penetración, sonaban vivas en mi interior y me producían nerviosismo. Me hacían sentir mal en mis banalidades terrenas al retirarme  de las glorias terrenas que en plena adolescencia había conseguido con mi arte.

Surgió un profundo silencio, ya no hubo una sola palabra más, nos dimos las manos, apretó la mía con las suyas, quemaban…
Nos separamos en la oscuridad de la noche y se fueron difuminando nuestras siluetas, acompañados de aquél calor que deja la amistad cuando es desinteresada y sincera.





                                      55 años después.



Es día 11-1-11. Por lo tanto han pasado 55 años de estas vivencias que han determinado de manera rotunda las indicaciones y acontecimientos que continuamente me indicaba mi amigo Pepe, hacía él, ya en mi vejez corporal, elevo un pensamiento de profunda gratitud.

Los acontecimientos paranormales ya se habían empezado a desarrollar, incluso, antes de mi toma de materia. Pues, todavía mantengo recuerdos prenatales, ello había sido para mí fuente de sufrimientos en mi niñez, adulta. Al no poder compartir ni tampoco comentarlos aquellos acontecimientos que me arrastraban a una niñez triste y solitaria. Atrapado por una insuficiencia funcional que me producía todavía más tristeza. ¡Yo no era como los demás niños!

Ya licenciado del obligado servicio militar mis luchas por mis ideales me llevaron a trabajar y exponer mi obra en varios países. Ya eran los años 60 –tenía 27 años–, estaba en la cumbre de mi glorias artísticas y se determinaba aquello que con tanto cariño me comentaba mi amigo Pepe. ¡Que tanto me costó aceptar!

Estamos con las puertas abiertas para toda opinión ayuda y colaboración en los caminos del conocimiento interior en la misión de nuestra alma en la presente materialidad. Con gratitud y cariño, Manolo

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