miércoles, 6 de abril de 2011

En misión de enseñanza

                               En misión de enseñanza

Nº 1.407-2. Espíritu, Pedro Santiago

Es un sol potente el que alumbra la vida tanto material como espiritual. Sois vosotros, tanto los materiales como espirituales los que os tenéis que abrir  a esa potente luz y ser una parte más de su dinámica, ser luz y no sombras. Ser vivos en la conclusión de la propia conciencia. Hablamos para las dos esferas, ser fuente y no-charca. ¿Estáis teniendo ahora alguna reacción hermanos?

        Yo no, ninguna.

¡Pon aquí tú las manos! ¿Y ahora?

–Ahora sí, ¡y fuerte! Una  carga eléctrica atraviesa mi materia, me hace estremecer.

Ya os lo ha indicado el introductor. ¡No podéis decir que no sentís a los espíritus, no los veis pero los sentís! Es una realidad viva que no se puede huir de ella. Por beneficio de la conciencia humana  evolución y sufrimiento, hay un adormecimiento, pero bien tenéis un instinto, cuando no una conciencia de esas fuerzas que os envuelven y arrastran, incluso os llevan a hacer cosas que no deseáis, a estados ilusorios que os producen desconcierto. Es vuestra prueba en el desarrollo humano,  de vuestra entrega  estudio y sacrificio partirá vuestro bien y mal, el encuentro con la vida y vuestra paz interior. La salida a una verdad superior, digna, llena de amor, vida, energía y esperanza.

Que el Padre con su amor caridad y justicia que derrame sobre la condición humana y también sobre la espiritual esa energía transformadora para que el sendero de progreso siga, a través de él, en el trabajo personal se pueda encontrar esa luz resplandeciente de vida, fuente  de amor, también de caridad. Que la fraternidad Divina una a los hombres y los espíritus dentro de esa familia universal, en la cual, con el correr del tiempo se relacionen el progreso y la verdad transformadora de las leyes divinas de la naturaleza.

Me retiraré con el deseo que haya una meditación tanto en los hermanos materiales como espirituales y un ejercicio de interioridad para poder liberar esa carga que se os va introduciendo, reduciendo conciencia y voluntad y llevándoos a zonas oscuras de soledad y tristeza, mal estar, violencia, tensión y, en muchos casos,  discusiones  y traición.

Grupo, los caminos de la vida.

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