miércoles, 12 de diciembre de 2012

Espacios videncia les, CIRUGIA ESPIRITUAL



                    Espacios videncia les   CIRUGÍA  ESPIRITUAL.

          Me quedé  sorprendido cuando medio adormilado pude ver en el reloj electrónico de la mesita que ya eran más de las seis de la mañana; tuve que hacer una larga respiración para darle a mi conciencia corporal realismo y consistencia para salir del letargo en que me había introducido el sueño, encendí la luz para poder tocar y sentir la realidad física. Ya había pasado la noche y me sentía bien, relajado y sereno; me estiré a lo largo de la cama  mirando hacía el techo y sin ninguna idea concreta. Simplemente meditando en la diversidad de niveles y planos que existen dentro de cada ser humano. El enorme laberinto interior de todo nacido y las dudas sobre los caminos a seguir, por aquella falta de conocimiento en la evolución interior que tanto inquieta a los hombres y los llenan de desconsuelo. Conocía  estos acontecimientos y sabia por experiencia propia que al evolucionar en los niveles interiores se iban como retirando unos velos y se presentaba una realidad superior que relacionaba y coordinaba todo, que nada sucedía al azar, todo estaba articulado en el gran ordenador de la vida y que todo era el resultado de una gran ley universal; la ley de causa y efecto.

Estaba en mi simple meditación y sentí como una especie de frío y una reacción nerviosa en la cabeza, que pronto libremente recorrió todo el cuerpo. Entre en cierta crispación al recordar ciertas vivencias materiales, los estados nerviosos surgidos unos días atrás, en el fin de semana, en la casa del bosque en dónde lo había pasado, en compañía de Vea y de Lara. Sobre mis cansados y viejos ojos hubo una reacción de tristeza y se humedecieron, los cerré para contener el llanto.  De pronto  siento sobre mi cuerpo una sensación de calor, de bienestar, de paz. Abrí los ojos que los tenía cerrados, miré para el techo y me pareció que había luz, cerré los ojos y me di cuenta que la potencia de la luz todavía era mayor. Interioricé las emociones y de mis ojos brotaron unas gruesas lágrimas de felicidad. Penetré como en un estado de trance o de conciencia dilatada, sentí como si se abriese mi vista espiritual y me vi absorbido en una profunda quietud.   Con la vista espiritual pude ver una mesa de operaciones y dos cirujanos espirituales que estaban haciendo cirugía. Centré mas mi conciencia clarividente y pudo ver que los cirujanos iban todos vestidos de blanco, con gorro. Alrededor de la cabeza llevaban como un turbante blanco que les cubrían un poco los ojos En el centro de la frente surgía como una emanación.

Quedé como atrapado en aquella escena, a mi lado estaba Vea, la cual también había tenido cierta reacción nerviosa, y le pregunté ¿Qué te pasa?

–No lo sé..., entré en un estado de inquietud... 

En estos momentos se está realizando en el astral una operación..., la veo con claridad –le indiqué

 A quien operaban, –preguntó Vea...

No lo sé, –le respondí. No tenía respuesta en aquél momento; sabía muy bien que toda trasformación se produce primero en el plano astral, luego se materializa en el físico, por prolongación. Estos acontecimientos sobre el orden espiritual los conocía  al haber  colaborado con otros videntes en cirugía espiritual en un centro espírita. Los enfermos físicos cuando llegaban a los hospitales materiales ya se encontraban mejor, la cirugía física ya era más llevadera. En muchos casos innecesaria, en otros, el médico solamente tenía que limpiar o depurar deterioros secundarios. La falta de fe y de conocimiento de los enfermos les lleva  en muchos casos  a cirugías innecesarias. La reparación de las células dañadas se reponían con rapidez a través de un campo bioenergético oscilatorio que partía de las manos de los cirujanos.

         Imágenes positivas de transformación se desarrollaban alrededor de mi mente, como una aureola de luz me envolvía y un calor energético activaba mis nervios, mis músculos, todo mi ser. Al poco rato sentí  como una sacudidura y volvía a mi estado normal de conciencia, me sentía sereno y despejado. Todavía era noche, me levanté y salí al jardín para relajarme, las primeras manchas de luz empezaban a clarear el lejano firmamento, dando a aquella atmósfera una sensación de misterio que tiene todo nacimiento y que tanto me había impresionado a  lo largo de toda mi vida.

Sentado en un banco del jardín hice una elevación de gratitud  a los guías que me asistían en mis trances. Entonces comprendí con claridad el contenido de la videncia que había tenido espiritualmente. El paso ya estaba dado en el astral, la cirugía ya había sido hecha, solamente se necesitaba la trasformación en la realidad terrena, material. Para encontrar aquél camino de luz, de claridad, de verdad interior que liberase  y dentro de lo limitado de lo temporal de la vida envolverse en la poderosa fuerza que genera el manantial vivo en  la verdadera fuente de la vida.   Manolo.


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