LA MEDIÚMNIDAD
Y SU DESARROLLO.
Sois canales
los humanos y estáis preparados y abiertos para escuchar el latido de la vida,
dar un paso más en el sendero. Del contrario, no estaríais en materia. De esas
experiencias humanas sacáis las frescas y transparentes aguas del progreso, en amor y sabiduría. En
la medida que alcancéis la verdad seréis una luz viva y transparente que
proyecta sus destellos en caridad en la
fraterna hermandad.
LA CRISIS
Había alegría
en la mesa en aquella comida de hermandad al inicio de mí desarrollo, yo me
sentía ajeno en aquellos momentos y en aquél compartir alimentos y camaradería.
No tenía ganas y me costaba comer, comí poco y muy despacio. Algo me turbaba y
deseaba aislarme y salir al exterior
Al acabar de
comer salí, fui a donde tenía el coche, abrí la puerta con la idea de coger un
libro, sentí un fuerte decaimiento y me acosté en el asiento trasero. Tenía la
sensación que tenía sueño pero no podía dormir, una profunda pena me envolvía,
un estado de desesperación y llanto se apoderaba de mí ser, bajé del coche y
cerré la puerta. Marché al bosque sin que nadie me viese y sin rumbo fijo, por
el camino se me doblaban las piernas y me costaba andar, pude llegar hasta el
viejo pino. Un árbol centenario que eran necesario varios hombres para
abrazarlo, sus gruesas raíces salían de la tierra y me servían de asiento y el
árbol me hacía de respaldo. Allí sentado en aquel árbol había pasado muchas
horas de lectura, de meditación, también había hecho dibujos del árbol y de
aquél hermoso paisaje.
Sin ninguna
causa consciente me deje caer entre sus raíces
y entre en una pena profunda. No había ninguna causa racional para estar
en aquél estado y me costaba asimilar la situación. Sentí vergüenza que alguien
me pudiera ver allí en el suelo y en aquél estado –el
árbol estaba a pie de camino–
me fui al interior del bosque para esconderme y que nadie me pudiera ver en el
estado en que me encontraba. Me introduje en una zona salvaje entre la maleza y
rodeado de tojos me dejé caer al suelo y lloré hasta vaciar mis ojos y mi
corazón, hasta encontrar un alivio para mi angustia que desconocía.
Me levanté y
fui a la zona de recreo en donde estaba el árbol caído, me abracé a su viejo
tronco y sentí cierta calma dentro de aquél estado de fuerte desorden, me
identificaba con él y me sentía como un cascarón humano que había caído y se había vaciado. Las horas
pasaban oscurecía y tenía que volver a
la casa en donde estaba el resto de la gente del grupo espiritual. Nunca había
llorado de aquella manera y envuelto en aquél desespero retome el camino. Nunca
me había pasado algo parecido en los muchos años que tenía, además no había
ninguna causa racional que me llevase a
aquél estado turba torio.
Ya en el camino de regreso me serené un poco, me fui
quitando la maleza que llevaba enganchada en mi ropa, entré en la casa para
beber un poco de agua intentando ocultar mi pena que tampoco conocía. En el
camino me había encontrado con el médium, siempre pendiente y observadora, era
vidente.
– ¿Has llorado? –Me preguntó.
Jaime que estaba cerca del médium siempre entregado
a mi causa señalo para cortar comentarios a la vez que esbozaba una amplia
sonrisa – ¡es del sol!
Ya
anochecía, con Jaime tenía una buena comunicación y en muchos momentos entre
nosotros no hacían falta las palabras para comunicar estados muy profundos, había
sensibilidad y comprensión. Continúe el camino para salir de lo embarazoso de
aquella situación.
Después de
beber un poco de agua y lavarme la cara salí al jardín a una zona de rosales en
donde los había de todo tipo y color, los enviaban a exposiciones florales y
habían ganado algunos premios, estaba mirando su bello colorido y disfrutando
de su aroma y siento que me llaman, ya en aquella escasa luz de la tarde. Era
Jaime, me indicaba que el médium iba a entrar en trance, volví a la casa y en
la sala destinada para aquellos trabajos allí me esperaban. No tuve tiempo para
relajarme, en aquellos momentos el médium entraba en trance para hacer caridad
espiritual y unas curaciones.
Intentó pasar
un ser muy impulsivo que hizo tambalear al médium, el guía material le dio luz
y sendero. Se manifestó el guía
protector y se normalizó la situación, la gente del grupo hizo preguntas
mayormente de salud. Una mujer mayo tuvo una consulta de ayuda, tenía 80 años era muy psíquica y ello era la causa de sus
problemas, le costaba comprender el desarrollo espiritual que lo relacionaba
con la fe religiosa dada la cultura cristiana que había recibido a lo largo de
su vida.
El guía estuvo
haciendo algunos comentarios espirituales, luego señaló que el médium
necesitaba un ayudante. En plan de humor manifestó el guía que cuando estaba en
la tierra le ponían un monaguillo para ayudarle –en su última materialidad
había sido sacerdote y médico naturista – Yo sabía que aquél comentario era
para mí en su insistencia para que me desarrollase, dado mi silencio me comentó
que quería tener un cambio de
impresiones conmigo sobre mí misión, que estaba allí un espíritu que me estaba
dando ayuda. Que yo lo había conocido materialmente, que en su última
materialidad había sido cardenal. Sin más comentarios se despidió el guía y
cerró el médium, que pronto volvió a su normalidad consciente.
Yo quedé en un
estado de completa confusión por lo que me había indicado el guía. Sí, había
conocido a aquél cardenal en el taller del maestro en donde me había iniciado
en la escultura, incluso sentía su presencia espiritual; pero trataba de huir
de mi desarrollo como médium, que con el paso de los días me iba cercando y
debilitando mi voluntad y fuerzas. Manolo
No hay comentarios:
Publicar un comentario