LA MEDIÚMNIDAD
Y SU DESARROLLO.
Todo objetivo en
la vida es la exploración, la aventura. Dar un paso más sobre aquello que en
espíritu ya sois. Vuestros cuerpos físicos son vehículos en donde habitan
vuestras almas y están allí en donde estáis vosotros. Ya que en vuestra
humanidad es en donde aprenderéis a sintonizar y reconocer vuestra parte con la
Divinidad.
LA NUEVA
EXPERIENCIA.
El día era
espléndido, de sol, a pesar de aquél
hermoso día primaveral me sentía aturdido, confuso y un poco decaído. Había ido
a pasar el día al bosque con los compañeros del grupo espiritual. Ya llevaba
unos días muy confusos y aquella tarde sentí cierto entorpecimiento y bajada de
conciencia, para aislarme del grupo fui al coche y me acosté en el asiento de
atrás y al poco rato allí tuve una extraña experiencia que me confundió. No
sabía si era sueño videncia ni en qué lugar estaba situada de la realidad la experiencia vivida.
“Veo que el médium y mi madre se van hacía el campo, en una zona de
bosque profunda. Ya sé veía el final del paisaje y una espesa capa de niebla
envolvía la lejanía –la tarde en lo material era primaveral, hermosa de sol–, a mama la veo que entra en aquella zona gris que formaba
como un estado de aislamiento. Yo empecé a gritar enloquecido y nadie me
escuchaba, veo que mi madre desaparece en aquella niebla. En aquellos momentos
un fuerte esplendor dorado partía de mi
cabeza y me deslumbró; pero ya mi madre había desaparecido, me sentí
desconcertado, notaba que me dolía la cabeza y tenía molestias en el estómago.
Salí del coche y me acerque a donde estaba la gente del grupo, veía a todos
pero mi madre ya no estaba, confuso volví al coche”
Anochecía
cuando salí del coche, ello me hizo comprender que había pasado varias horas en
su interior. Me sentía confuso, estaba
aturdido y me lavé la cara para
despejarme, entré en la casa y allí estaban todos, también mi madre. –Me sentí
confundido, tenía la sensación que había salido del cuerpo físico, que había
tenido un desdoblamiento. Cada día que pasaba estaba en estados más alterados
de conciencia y las reacciones psicosomáticas cada vez eran más fuertes y menos
controladas. Estuve hablando con la gente del
grupo y me indicaron que había pasado toda la tarde sin salir del coche.
Era evidente
que la experiencia que había vivido no era física, no intervenía en ella mi conciencia
material. Tuve unos momentos de
reflexión y salí al exterior de la casa para reflexionar; al poco rato siento que me llaman, era el médium que viendo mi
confusión me indicaba que si quería lo podía consultar con los guías
espirituales, que al nuevo día tenía que entrar en trance.
No hubo más
comentarios y salí al exterior para meditar sobre la videncia que había tenido
en donde veía desaparecer físicamente a mi madre.
Este acontecimiento
se desarrolla en la primavera del 1.974, en una continuada cadena de
acontecimientos en los cuales de una
manera impositora se iban situando los cimientos de mi mediúmnidad, que siempre
había rechazado al interferir en el desarrollo de mi ideal en lo humano.
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