sábado, 12 de noviembre de 2011

La continuidad... 5

El dolor os ayuda   a que descubráis quienes sois,  modifiquéis valores, pensamientos, creencias que os llevan al mundo experimental de las emociones. Todas estas manifestaciones suceden para que aprendáis de ellas, alejándoos de falsas ilusiones.

                              La continuidad…                                


                                          5

El apoyo de Luisa había sido positivo en aquella noche llena de sombras y dolor. El calor de su cuerpo unido a un profundo deseo de cariño y dar ayuda me hizo vitalizarme y sentirme mejor, en fuerzas, emotividad, animo y movimiento en mi cuerpo que unas horas atrás estaba rígido en aquella cama… Meditaba, confuso,  sobre aquellas situaciones que tanto me estaba costando asimilar y se desarrollaban sobre la realidad que estaba viviendo, una manifestación sobre aquel desarrollo espiritual que tanto me había indicado mi amigo Pepe. La experiencia levitatoria que había tenido al ver mi cuerpo postrado en aquella cama y sentirme ágil y volátil a dos metros de altura, flotando, me lleno de energía y fuerza… ¡Y la imagen de Gloria y aquellas palabras de cariño…!  

Todo se presentaba confuso, irreal… Aquella fe amor y rezos de Luisa…, me llevaban a profundas meditaciones  – ¡Puede tener la oración la fuerza de vitalizar un cuerpo físico y dar impulso para salir  de una situación de parálisis…! Todo eran sombras, pero la realidad era evidente, estaba de pie... Comprendía, que a pesar de la ignorancia humana en que se encontraba Luisa debido al mundo rural en que se había desarrollado su vida en ella había un fuerte contenido espiritual que se manifestaba en un profundo estado de caridad y de amor y de entrega.

Todavía tenía la carpeta de Estela encima de la cama, abierta; me llamó la atención un poema,  lo había escrito para el festival de la primavera. Con la emoción de la mejora, ya recuperado en buena medida recogí los papeles que tenía esparcidos por la cama.

No quería meditar sobre el sueño que había tenido y los acontecimientos sucedidos. Comprendía que algo estaba sucediendo que me hacía ver los acontecimientos de la vida desde un ángulo distinto a como lo había visto siempre… Que la verdad del espíritu  se imponía y que la vida física era un campo de aprendizaje y debía desnudarme de tanta ansiedad y tener un desprendimiento mayor de las cosas que me rodeaban, Gloria había sido una hermosa enseñanza en un momento muy determinable de mi vida.
               
             

–Ya te tengo preparado el desayuno, ven, está caliente, –indicaba la voz de Luisa desde la cocina.

–Sí, ahora voy, estoy acabando de coger los papeles.

Ya con los papeles en la carpeta di unos pasos por la habitación, cada vez mi sorpresa era mayor, ¡me podía mover sin la ayuda de los bastones…! Sentí una dulce satisfacción al pensar que podía continuar con el modelado y acabar con el evangelista; a la vez, dar continuidad a mi vida…, me sentía débil y sin fuerzas.

Sin meditarlo salí de la habitación y en el pasillo me encontré con Luisa, que de continuo estaba pendiente por si necesitaba ayuda

–Parece un milagro que puedas andar sin bastones, –me indicó Luisa– ¡Cuánto me alegro…!

– ¡Y yo también…!

–Ya tienes preparado el desayuno, pensaba llevártelo a la cama.

–No, gracias; no es necesario, ya puedo empezar a hacer vida normal.

Encima de la mesa de pino y al lado del fuego de la chimenea, allí  tenía mi desayuno, Luisa estaba a mi lado pendiente de darme toda la ayuda que necesitara. Sentía cariño hacía mi y admiración, era una mujer de cultura primaria desarrollada en un plano rural. Me envolvía  en una aureola especial y me elevaba a unas alturas que ella no podía alcanzar. En su interior palpitaba el deseo vivo de su liberación y un imposible sueño de amor que se manifestaba en todas sus expresiones que con fuerza trataba de ocultar y no siempre podía conseguir. Sobre todo, cuando Estela y otras mujeres jóvenes y cultas con estudios y de buena posición social iban al estudio para hacer las tertulias o simplemente a posar, como modelos para las esculturas que estaba preparando para la exposición de Madrid.

Yo también le había cogido cariño, conmigo siempre se había portado bien, a pesar de su primitivismo cultural, era una mujer generosa y luchadora por su mejora en las relaciones humanas. Continuamente me hacía preguntas  con el afán de aprender y tener el comportamiento apropiado en relación con mi entorno, de aquellas mujeres liberales en una época de tanta represión para la mujer. También Luisa me lavaba la ropa y me la arreglaba, me hacía la limpieza en el estudio. Siempre estaba pendiente de cualquier cosa que pudiera necesitar y buscaba la manera de estar a mí lado.

Finalizado el desayuno ya con un poco más de energía salí a la calle, me sentía decaído. El día era de sol, los días iban pasando y ya las temperaturas habían tenido ciertas mejoras. El dolor no era tan fuerte y con el ejercicio iba cobrando movilidad. Aquella misma tarde ya pudo continuar trabajando con el barro. Durante unos días tuvo dificultad al subir y bajar de los andamios; mi voluntad me empujada y la ilusión me daba fuerzas para ir superando aquellas situaciones que me planteaba la falta de movilidad física. Me  alegraba,  deseaba el acabar pronto con aquel trabajo y seguir el sendero en mi ideal artístico.

Me habían hablado sobre otras esculturas en piedra a realizar al finalizar el servicio militar. Ya había determinado que no las iba a realizar, dentro de dos meses tendría la licencia, con ella, tendría la libertad para seguir en el camino de sus ideales, y me marcharía. Primero a Madrid, para ampliar estudios y trabajar en mi arte.

En vivencias se encuadran estos relatos  desarrollados en el año 1.956. Ya definían el camino que iba a seguir mi vida en contra de mi voluntad y deseo al retirarme de mi ideal artístico en el cual me sentía atrapado por  vocación e ideales.  Manolo.


                         
 


           

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