Todo lo que se desarrolla es para que aprendáis de ello, aun que os parezca que la energía negativa no fluye de las Leyes Divinas, os equivocáis. Sin ellas no se presentaría la opción entre la luz y las sombras, el bien y el mal.
Odio desde la tumba
Aquella tarde en la reunión con el grupo de “los caminos de la vida” se había hecho caridad espiritual, también unos trabajos curativos para gente muy necesitada que asistía a las comunicaciones en busca de consuelo. Finalizada la sesión todos se marcharon yo me sentía agotado no me encontraba con ánimo de conducir y me quedé en la casa del bosque para descansar y dormir allí. Ya era por la noche y me recogí al notar ciertas turbulencias en mi interior.
Un fuerte entorpecimiento me llevaba a perder estabilidad, a la vez, notaba una fuerte presión respiratoria y caída de conciencia, siento una presencia y tengo la sensación de ser arrastrado. De golpe me encuentro en un lugar que ya había estado otras veces, en una realidad que ya había vivido en otras ocasiones, me sentía sólo y buscaba cobijo. Era en una calle en las afueras de una ciudad, había huertos y casas abandonadas. Era un sitio solitario y triste. De pronto, un gato gris oscuro muy grande se engancha con la boca en mi brazo izquierdo, en la muñeca. Entré en un fuerte temblor y pedía auxilio, nadie me ayudaba, cada vez mas aquel gato se clavaba con más fuerza en mi brazo y ya soltaba sangre, estaba cerca de una pared y con todas mis fuerzas le daba golpes al gato contra aquella pared. El gato cada vez se ponía más agresivo y se enganchaba con más firmeza en el brazo, estaba desesperado. De pronto, veo un camino que antes no había visto, una sombra blanca que se acercaba y en su acercamiento iba tomando forma humana luminosa, sentí un fuerte escalofrío y las lágrimas saltaron a mis ojos. Aquel poderoso ser que se materializaba en su acercamiento con una mano apretó el cuello de aquél gato y sentí que el gato me suelta el brazo y lo veo caer al suelo. En un instante fugaz vi una cara, era de Amalia. Comprendí que todo su mal estar se lo había llevado con ella a la tumba.
Salí de aquella situación sobresaltado, confuso, alterado. Mi ritmo cardiaco estaba a tope, mire para mi brazo que sentía dolor y quedé sorprendido al ver que tenía las marcas de la mordedura del gato. Ya al día siguiente lo pase mal, viejos conflictos humanos venían a mi mente de la época de mi desarrollo como médium, comprendía que desde el astral estaban actuando en mi contra dado el camino que había iniciado de liberación. Manolo
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