EL MÉDIUM Y SU
DESARROLLO
Estáis
descubriendo quienes sois, modificando creencias. La creencia de la oscuridad,
el miedo, la ira, fuerzas posesivas capaces de oponerse al amor. Todas estas
cosas están ahí para que aprendáis de ellas, pero, sois vosotros mismos que las creáis, son sombras de las
interferencias producidas por vuestras falsas ilusiones que os separan de la
luz…
3 – 2 – 5
ESLABONES DEL PASADO.
El alejamiento
con él médium en mi desarrollo espiritual iba abriendo puertas, sentido y
contenido en el desarrollo de mi vida, tanto en lo humano, artístico como en el
desarrollo comercial que tan abandonado había quedado llegando a producir
aquella fuerte quiebra de la economía. Para tratar temas sobre nuevas aberturas
comerciales me desplacé a Barcelona, allí tuve una entrevista con un cliente
que me pasó nuevos pedidos, también
nuevos modelos para introducir en el mercado, para ello tuvimos una comida de
negocios.
Ya cubierto el compromiso con aquél cliente y
de manera favorable, fui a visitar al viejo amigo Nelpi, que vivía en la parte
vieja de la ciudad cerca del barrio gótico, donde también tenía su estudio.
Donde años atrás había pasado muchas horas de sueños, de ilusión, movidos por
el mismo ideal artístico que partía
desde los ya lejanos tiempos de Madrid. Durante largo rato estuvimos hablando
en su estudio, tenía la obra preparada para una exposición que estaba cercana a
realizar, allí tenía sus últimas pinturas y grabados, durante horas estuvimos
hablando sobre nuestros ideales y luchas mantenidas a lo largo de muchos años.
También estuve viendo el horno que había montado para hacer cerámica, un
proyecto común que no llegó a fecundar. Ya era tarde y fuimos a donde vivía con
su mujer, en un apartamento del mismo edificio, merendé con él y su mujer, se
había casado. Durante horas estuvimos hablando sobre proyectos comunes, allí me
sentía bien y motivado, su vida había llevado un rumbo completamente distinto a
la mía, había seguido con su lucha artística y su nombre ya sonaba en los
centros artísticos.
Al final nos
encontramos en donde parecía que iba a ser la última plataforma de nuestra vida
corporal, después de proyectos y viajes comunes. Ya el último en Francia, cada
uno había tomado caminos distintos, para encontrarnos por causas fortuitas en
el resbalar del tiempo en la misma zona y con la misma amistad, pero ya con
senderos distintos y determinantes. Aquella visita con el viejo amigo surgida
un poco al azar de los acontecimientos me iba a dar una fuerte sacudidura a mí
adormecido corazón.
Estaba
atrapado por fuerzas que me costaban ordenar, que libremente saltaban en mi
interior. Al regreso a mi casa me volvía mi dolor de cabeza que casi ya se
había hecho permanente, con aquél dolor de cabeza me acosté. La noche se
presentó con inquietud, volvía Francisco a manifestarse en mis sueños. Me levanté pronto, había una fuerte tensión
en mi interior que me impedía trabajar y ordenar mis cosas, en unos momentos que
se estaban abriendo nuevos senderos.
Ya por la
noche en el estudio los nervios se apoderaban de todo mí ser, tenía una
herramienta cortante en la mano y sentí un fuerte impulso de clavármela en mi
corazón, en aquél corazón que tanto me estaba haciendo sufrir. –De golpe y
movido por un fuerte instinto tiré aquella herramienta cortante con todas mis
fuerzas contra una pared. –En aquellos momentos entraba Jaime en el estudio que
intuía que negras sombras me rodeaban, –no dijo nada–, un frío desolador se dejó
sentir en mi interior, unido a una fuerte indignación por aquél desorden que me
envolvía y envenenaba mi ser. Sentí repugnancia de mi comportamiento por la
degradación en que había caído mi vida, un fuerte temblor invadió mi ser. Jaime
que había permanecido en silencio sin decir nada se dio la vuelta y se marchó.
A pesar de
todo aquél desajuste de mi personalidad, una sensibilidad especial se
desarrollaba en mis sentidos, en momentos podía ver a través de los cuerpos
sólidos, en aquél momento pude ver a Jaime de pie en la escalera apoyado contra la pared, pendiente por si me
tenía que prestar ayuda. Sentí como un desfallecimiento que me dio un poco de
calma, luego las pisadas de Jaime sobre la escalera que abandonaba. Ya un poco
más sereno estuve meditando sobre los muchos
acontecimientos que condicionaban
mi vida. Comprendí que el encuentro que había tenido con el viejo amigo
el día antes, me había dado alegría, sobre todo, ver que las luchas artísticas
de tantos años le estaban dando un soporte a su vida había encontrado estabilidad y compañía, era
un buen amigo y un buen hombre y me alegraba de ello. Pero, era yo que me había
hecho mucho daño al despertarse mi espíritu, salir de las sombras en que se
encontraba.
Sin ser
consciente me había dado un fuerte golpe al encontrarme con mi triste realidad,
mientras que el viejo amigo seguía con su lucha de ideales y haciendo aquello
que deseaba y con una vida estabilizada. Por unos momentos estuve recordando
vivencias y luchas comunes, la casa del artista cercana al Escorial, todo un
mundo de proyectos que se desvanecieron como la niebla en una mañana de un
potente sol, con la mente perdida en los caminos del tiempo, un tanto decaído y
con dolor de cabeza me acosté.
A la mañana
siguiente me sentí débil, al levantarme estaba sin fuerzas ánimo ni voluntad y
una fuerte tensión corría libremente por todo mi ser. Subí al estudio al
encender la luz hizo un chispazo, luego se apagó, aquello ya me había pasado
varias veces en los últimos tiempos y mayormente cuando estaba muy perturbado,
era como si llevase una carga eléctrica y alterase la tensión de la red.
Mi viejo
racionalismo cada vez se separaba más de los acontecimientos que se estaban
desarrollando en mi interior y se materializaban en mis entornos físicos y en
mi propia carne. Siempre había pensado que todas aquellas causas estaban
desarrolladas dentro de un desorden cerebral y consciente, unos estados
neuróticos en total desajuste. Cada vez más, todo aquello que había rechazado
se iba imponiendo y cada vez con más fuerza en mi comportamiento y en aquella
extraña realidad que me estaba tocando vivir.
Los
acontecimientos psicofísicos cada vez se estaban presentando con más fuerza y
demostrando verdades que traspasaban lo admitido como normal para el saber
humano. Cada vez me interesaban más los temas paranormales y la nueva filosofía
existencial que abría nuevos caminos en el saber humano y el ser caminando en
nuevas direcciones dentro de un orden de continuidad. Mis estudios sobre
reencarnación iban poniendo cierto orden en mis meditaciones, en donde se
ajustaban los conceptos que habían quedado un poco sueltos y desperdigados por
mi cerebro. El desarrollo espiritual a través de las reencarnaciones iba
liberando carga y formando ajustes en las emociones, deseos y sentimientos que
los iba reconduciendo ese proceso del tiempo ya liberados de las fuertes
presiones humanas que produce la temporalidad de las cosas.
En muchos
momentos de claridad comprendía que un nuevo orden se estaba abriendo para mi
conciencia humana, que en buena medida liberaba carga de angustia que se
desarrollaba a través de las vivencias humanas. Si en el orden espiritual tenía
una continuidad en su proceso evolutivo dentro de un conocimiento mayor, las
reencarnaciones era como un calendario que a través de los siglos le daba al
humano la posibilidad de vivir nuevas experiencias en la universidad
experimental de la vida, tanto en la población humana como en la espiritual.
Aquella misma tarde
al acabar de comer una fuerte tensión me volvía a invadir, entrando en estados
de fuerte tensión interior que no podía controlar, una extraña reacción
eléctrica activaba todos mi organismo, comprendía que estaba perdiendo el
control de mi realidad consciente y nada podía hacer para evitarlo. Hablé con
Jaime y le pedí ayuda para hacer una comunicación, si era posible que el
maestro Francisco me despejara.
Enseguida
Jaime hizo los preparativos y limpiezas, ya en el sitio destinado para el
trabajo espiritual hice una elevación, una ofrenda de mis órganos para que
fuesen activados por el espíritu que se manifestaba como guía espiritual. –Me
entregué, enseguida perdí sensibilidad y auto control de la conciencia. A
Francisco le costaba hablar; Jaime iba sintonizando con su expresión, llegando
a un buen entendimiento y comunicación que iba abriendo puertas a aquella
verdad espiritual que con fuerza se manifestaba después de tanto desconsuelo,
confusión y tinieblas, que seguía viviendo en mi relación con él médium.
Ya vuelto a mi
realidad consciente estaba pálido, bajo en vibración y fuerza; pronto reaccione
y a partir de aquél momento me sentí bien ya el resto de la tarde. –Me parecía
increíble en la manera en que se estaban desarrollado los acontecimientos, –
¡eran reales!–, a pesar del fuerte racionalismo al que me trataba de
agarrar, algo ajeno a mi voluntad y fuerza actuaba moviendo todos los resortes
de mi sentir y pensar dentro de un engranaje en que se relacionaban los
acontecimientos como eslabones que a través del tiempo marcaban la continuidad
de la vida. Manolo Carra
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