En la escuela corporal, sus espinas y flores
Por la tarde en el centro espírita la monitora encargada
abrió la sesión con una fase de toma de conciencia para el grupo, luego con la
entrega y la elevación en el desarrollo espiritual hizo la ofrenda de caridad a
través de los campos fluídicos de los médiums para acercar el trabajo de
caridad y dar ayuda a los espíritus atrapados en el umbral. Y, también, para
los centros reencarna torios para los espíritus que necesitan ayuda en sintonía
con la realidad corporal, en preparación para una nueva materialidad.
Ya abierto el plano activo, y hecha por mi parte la entrega
me doy cuenta que me elevo de la butaca que estaba sentado, sentí una profunda
sensación de liberación y me encuentro entrando en un templo espiritual con
unas enormes columnas de mármol blanco, un lugar de paz profundo. Siento una
sensación de inquietud y como si me dijeran aquí vienes a dar ayuda y
colaborar.
Entre en un estado de nerviosismo y me volví a ver sentado
en la butaca, un estallido esbozo una sonrisa burlona en mi alma que me situó
en mi realidad corporal, mientras destellos fugaces pasaron por mi mente que me
llevaron a la realidad que se tenía que desarrollar, de caridad espiritual.
Mientras que algunos médiums canalizaban y daban luz; otros
trabajábamos en ayudas más colectivas, en realidades adormiladas en el correr
de los siglos terrenos, en este caso en el mar, en salvamento. En donde los
espíritus se agarraban a nuestras manos
y sentíamos la frialdad del agua. Yo mantenía conciencia que estaba
sentado en la butaca, pero a la vez me veía con claridad en un barco desde
donde dábamos la ayuda.
Sería muy enriquecedor que todos fuésemos manifestando las
experiencias que vivimos en la realidad o plano en que se desenvuelvan,
despiertos o dormidos. Ello ayudaría a nuestro despertar y sería una enseñanza
para todos los que pasamos estas experiencias en la escuela
corporal.
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