Siempre hay
un despertar en la misión del alma, se abre un sendero de amor y de luz que
conecta con la fuente de la vida ya en esferas elevadas del desarrollo
corporal.
EL SENDERO
Siempre que
se produce un envejecimiento o una invalidez surge esa luz de transformación y
vida que libera, compenetra, sintoniza y abre ese camino de luz y de esperanza
en el sendero de la vida en una esfera superior.
Es la luz
del amanecer que invade el sentir cuando la conciencia humana y sus intereses
van descendiendo por el desgaste del desarrollo corporal.
Mientras no azuméis
los humanos, también estos espíritus tan materializados, que estáis en la
escuela de la vida haciendo un aprendizaje, siempre desearéis más de lo que en
ley material o espiritual os pertenece, en la aceptación de la verdad suprema
del Creador encontrareis el sendero.
Es la luz de
transformación que nutre, alimenta, y pone esperanza y consuelo en ese largo
proceso que hay que hacer hasta alcanzar esa plenitud de vida en la cual se
abren los brazos a la unidad del Padre Creador.
Para ello
hace falta dejar en los caminos de la vida terrena todos los egos y ambiciones,
todas aquellas cosas a las cuales os aferráis sin comprender que no os pertenecen, ya que
vuestra misión es de luz alejada de toda temporalidad. La materialidad y el
deseo sobre aquellas cosas que son temporales y que las tenéis que dejar en
donde las habéis cogido.
En el despertar
de esa luz que ilumina, que abre senderos de continuidad, ahí está la gran
verdad de amor que vitaliza en un despertar de esperanza y de consuelo, de
hermandad y de amor.
Que la luz
de transformación nos asista en nuestra misión espiritual en el sendero que
como hombres o espíritus hermanados en la fraterna verdad caminamos al
encuentro de la luz en el desarrollo personal, en la gran unidad de consuelo y
esperanza del Padre creador.
Espíritu
Francisco
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