La lluvia
de flores
Había vuelto al centro espiritual en donde se había iniciado mi desarrollo. El
médium, una mujer de mediana edad, ama
de casa y entregada a la causa espírita, en caridad espiritual. Sentada en el centro
de una sala y en su entorno la gente del grupo que le dábamos apoyo y fuerza.
Hubo unos momentos de relajación preparatoria y a continuación el médium entró
en trance, penetrando en un estado de total inconsciencia.
Tanía, la vieja espiritista seguía llevando las reuniones
de aquél grupo que tantos recuerdos me traía, y tanto me había ayudado en mi
desarrollo mediúmnimico. Como de costumbre se manifestó la portera, a
continuación un guía espiritual que dio sendero a trabajos pendientes atendiendo demandas de personas del grupo que
estaban en tratamiento con los médicos espirituales.
Se retiro el espíritu guía para dar paso a la caridad espiritual, en una
manifestación prometida desde algún tiempo atrás, la lluvia de flores.
Pasaron algunos espíritus un tanto confusos que se les dio
luz y sendero. Luego se manifestó otro espíritu que en su vida física había
sido mujer, era espiritista y había tenido relación con la gente del grupo en
su fase terrena, un hijo suyo carnal estaba en la reunión.
Pedía ayuda y caridad para seres muy necesitados. En
existencias anteriores había vivido en la selva con tribus muy primarias
materialmente, en la actualidad desde el astral su misión espiritual era llevar ayuda aquellos
seres que vivían en la actualidad de
manera primaria en zonas de la selva en donde todavía no había llegado la
civilización. Vivian de manera primaría, prehistórica, en la mayoría de las
tribus en que la hermana Esperanza llevaba ayuda. En alguna, al nacer los hijos
los abandonaban en el bosque y la mayoría se morían. Otros, tenían la suerte de
algún animal que les llamaba la atención y los alimentaba, en un desarrollo
primario. En otras tribus había un patriarcado con cierto nivel de democracia
primaria. Cada miembro del poblado aportaba lo que podía. La totalidad de lo
recogido era utilizado por todos. El desarrollo sexual se producía por toda la
gente del grupo, según simpatías o apetencias. Había aparejamientos de padres
con hijos, aquellas tribus vivían de la agricultura y en general eran
vegetarianos y no la cazaban.
También había otras tribus carnívoras, la gestación humana
producía parte de la alimentación en el grupo. Eran estremecedoras las palabras
de aquél espíritu cuya misión era dar apoyo a aquellos seres tan primarios.
Pedía ayuda y misericordia apelando a la buena voluntad del grupo, que se les
llevase un poco de claridad.
Mientras que en otras partes de la tierra había un súper
desarrollo, solamente con los desperdicios que se generaban se podían alimentar
a mucha gente que en muchas zonas de la tierra se estaba muriendo de hambre y
en la más completa miseria y abandono. Hablaba aquél espíritu de las
desigualdades en la tierra que cada vez eran más llamativas y se aceptaba con
normalidad, más bien se aprovechaban zonas de pobreza para mantener reservas,
interesadas. Un control de unos pocos sobre las mayorías.
Detrás de mis ideales artísticos había vivido una vida de
bohemia compartiendo vivencias con nómadas de diversas razas. Me costaba
comprender que en la tierra todavía en la actualidad existiesen seres tan
primitivos, tan degenerados en su moral, en fase tan primaria. En la lógica de
la vida y su desarrollo costaba concebir semejantes situaciones. Las pruebas
eran evidentes y las palabras de aquél ser estaban llenas de amor, no dejaban
dudas. ¡Eran palabras limpias que imploraban misericordia!
De manera fugaz meditaba, que continuamente los medios de
comunicación –mayormente televisivos–, presentaban tribus muy primitivas con la
gente muy desnutrida y cadavérica que se morían por falta de alimento y
atenciones sanitarias. Incluso, algunos estados mantenían unas reservas de
seres primitivos en la selva a donde se llevaba turismo de masas que visitase
la reserva de la tribu. De la misma manera que en un zoo se pueden ver especies
en caminos de extinción.
Aquel espíritu pasaba temporadas en la selva dando ayuda a
aquellos seres tan primarios. Hablaba de amor y de caridad, indicó que iba a hacer una lluvia de flores, y
señaló que se cerraran los ojos para cogerlas. Para que nadie por su avaricia o
lujuria cogiese las mejores. Son flores
de los jardines espirituales su aroma su duración y belleza es mayor a las de
la tierra, –señalaba aquél espíritu
Para mí todo aquello era inexplicable, pensaba en la
sugestión, cerré los ojos, al poco rato veo como si cayesen del techo pétalos
de flores, blancas y de variados colores, con tonos brillantes y metalizados, por
unos momentos pensé que estaba viviendo un sueño o sugestión, una alucinación
de las muchas que me había regalado la vida. Al abrir los ojos mi asombro fue
grande, todo alrededor del médium estaba lleno de pétalos de flor. Toda la
gente del grupo estaba envuelta en una profunda emoción. Un silencio lleno de
interrogantes apretaba muy fuerte los corazones.
–Estas flores son
portadoras de hermandad y amor –indicó
el espíritu–, como todo lo orgánico
tendrá su proceso.
El guía material que conducía la
reunión, preguntó. – ¿Se le pueden dar al médium
las mejores?
– ¡No! –Indicó
el espíritu–, no se deben de hacer
distinciones. Cada uno con los ojos cerrados que coja lo que le lleve su
instinto, es una prueba de amor.
Se despidió aquél espíritu indicando que se iba muy lejos.
También, que se pidiese ayuda y protección para las almas desesperadas por las
pruebas de la vida y el infortunio.
– ¿Y estas flores? –señaló el médium al volver a su estado
consciente.
–La hermana Esperanza ha pasado y ha hecho la lluvia de
flores prometida, –señaló Tania. Para que haya pensamientos de armonía en bien
de la comprensión y para la evolución en nuestro mundo terrestre. Todos los que
habíamos asistido a aquella reunión elevamos un pensamiento de gratitud
pidiendo justicia y amor para los más necesitados.
–Ahora en la población espiritual hay una reunión de
espíritus que dan fuerzas a estos trabajos, –indicó Tania, que era la guía
material que abría la comunicación con los espíritus, además era vidente. Un
momento de profunda quietud, amor y gratitud nos envolvió a los asistentes de
aquella reunión hermanada en amor con los espíritus en aquella hermosa manifestación
de la lluvia de flor
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