Pocos días después que Jaime pudo abandonar la carcasa que le ataba al profundo sufrimiento moral, Su magnetismo terrestre invadía mi estudio; intuitivamente introduje mis torpes manos en el barro para materializar aquella impronta; aquél sufrimiento para el cual no tenía respuesta el saber del hombre. Y, en plena juventud corporal en un amanecer de LUZ amorosamente se presentaba su paro cardiaco; eran las navidades del año 85.
De poco valdría la expresión de mi arte frente a la evidencia de los acontecimientos en el resbalar del tiempo en el sendero que determinan las pruebas humanas en su proceso continuador. Dejo sus palabras vibrantes, liberadas –ya desde el hogar–, en las manos de los buenos amigos; artesanos de la verdad ETERNA, mientras elevo una meditación en silencio y un pensamiento de amor a favor de toda incomprensión y dolor terreno, Manolo
SILENCIO Y MEDITACIÓN
Nº 1.291-J. Lectura
Hoy no tengo el estado irónico de la comunicación anterior, tampoco mi situación es como la del día anterior sobre vuestras vivencias humanas, mi estado actual en estos momentos es distinto; por ello he tenido un profundo “silencio de meditación”, frente a esta gran verdad espiritual que en estos momentos hay en vuestros entornos materiales, que merece un profundo respecto por este acercamiento de seres tan evolucionados en la escala del saber espiritual. Su simple presencia espiritual produce un derrame de luz, de esperanza, consuelo y paz. Por ello, mi estado de reflexión ante tanta grandiosidad donde se difuminas todos los dolores terrestres y egoísmos mundanos. Es como un soplo de aire fresco en esa gran dimensión de la eternidad.
Es fuerte el clamor espiritual en estos momentos en todos los seres que estamos en estas asambleas. Aparte de las comunicaciones que están siendo mantenidas por conductos mentales con otros seres materiales y espirituales a través de ese hilo que ya han comentado los guías y que vosotros definís como mediúmnidad –es algo sublime– y, a través de ello podemos sintonizar con las fuerzas vivas de la naturaleza, con su bien y su mal. Es la prueba humana penetrante de la lucha del ser en el camino del bien y del amor, del progreso. Es una verdad sublime que en estos momentos me arrastra a una profunda y silenciosa meditación.
Cerraré el médium, con este calor que deseo llegue al hombre y le haga despertar del letargo en el cual yo he pasado mi vida terrestre, como te indicaba en la comunicación anterior, un abrazo de luz.
Espíritu Jaime.
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