Un
instante en la luz.
Comparto
con los compañeros en misión “un instante en la luz” una dura experiencia
vivida que me llevo a vivir la extraordinaria experiencia que comparto. Ya restablecido
en lo limitado de la realidad en que nos dejan estas experiencias en lo más profunda de nuestro ser se produce un
cambio radical en nuestras vidas terrenas. La gente que vive y comparte la
experiencia siempre ha manifestado ese cambio…, pero hay que vivir la
experiencia para comprenderlo en su realidad profunda.
Colaborando
en el trabajo de mantenimiento del jardín hice un mal e inesperado gesto y me
caí de espaldas, note que ya no tenía control –en aquél instante fugaz– caí
sentado, sentí el crujir de los huesos al ir tocando la espalda el asfalto como
si se fueran introduciendo unos dentro de otros, en la cabeza sentí un crujido
y al tocar el suelo note un golpe seco, como hueco. Vi una potente luz blanca y
sentí una paz profunda en donde en un instante se manifestaba la historia de mi
vida…En medio de aquél esplendor sentí una voz que decía…, “ya eres libre”. Era mi voz enriquecida con resonancias
distintas, metalizadas, que conscientemente desconocía. Vi mi cuerpo allí tirado en el suelo y sentí
voces de lejanía que me decían tienes que volver para complementar…
Todo se
oscureció…, y perdí la conciencia.
Cuando reaccioné dado la ayuda
que me daba la gente que estaba a mí lado,
eche mano a la cabeza, estaba totalmente dolorido y aturdido, pero
consciente. Pregunté confuso que ha pasado…!
Has
perdido la conciencia con el golpe en la nuca y has entrado en paro cardiaco en
unos minutos.
Sentí
una profunda tristeza, a la vez que unas lágrimas llenas de ternura resbalando
por mis viejos y cansados ojos, que me situaban –otra vez más– en el complicado
laberinto de mi dura prueba humana…
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