La mente y el cuerpo son las herramientas que nuestro
espíritu lleva con él al mundo físico
para realizar su labor.
EN LAS PRUEBAS CORPORALES
Al dejar la
materia, nos quitamos las envolturas y aparcamos las herramientas para volver a
nuestro estado natural, de espíritu. No hay olvido, sobre la labor realizada en
la fase corporal. Simplemente liberamos carga externa y regresamos al hogar, para meditar, renovamos y
restablecemos. Reflexionar sobre las lecciones aprendidas en la vida que
acabamos de dejar. Nos renovamos, nos
reencontramos con los compañeros en
misión, con los cuales hemos caminado y colaborado a través de los siglos.
Totalmente
conscientes, seguimos las enseñanzas recibidas y planificamos nuestra próxima actividad
en la tierra, cuando el tiempo y las circunstancias son propicias, trazamos el
programa, cogemos las herramientas que quedaron aparcadas, buscamos un cuerpo
de bebe en sintonía con la misión del alma y volvemos al estado corporal para cumplir con
la labor.
Con ilusión
y energía renovada, seguimos el aprendizaje en la escuela corporal, con
lecciones prácticas que nos ayuden en nuestro despertar, hasta que ya no sea necesario el aprendizaje en el plano corporal.
Luego seguiremos en la misión del alma, ya en un plano superior, espiritual.
Es
importante, en todo momento de nuestra labor terrena, ser conscientes que somos espíritu y en el disco duro del alma están grabadas
todas las experiencias y enseñanzas
adquiridas en los largos ciclos reencarna torios de toda existencia corporal. Somos espíritu, no
envoltura material. Mientras adquirimos una perspectiva superior y comprendemos
que la vida presente es una de las innumerables vidas que nuestra alma ha experimentado a lo largo de los
siglos. Se puede intuir la acción del tiempo, es palpable la expansión, la
eternidad, en la dicha que sentimos. Podemos liberarnos de culpas, de la
desesperación, la sensación de vernos
atrapados y confusos. Tenemos una
eternidad de tiempo para aprender lecciones. Los síntomas y temores
probablemente nos han sido transferidos desde vidas anteriores. Siempre que nos
quede esperanza en cuanto comprendemos que somos algo más que un cuerpo y un
cerebro concreto.
La lección
más importante es la del amor. Recordar
las causas de nuestras aflicciones nos permite curarlas. Al hacer esto, el
reconocimiento de que somos seres afectuosos, espirituales, ocupa cada vez más
el centro de atención. Esto nos despeja de miedos y ansiedades. Elimina la
barrera que nos impiden entender nuestra verdadera naturaleza.
Comprender
puede ser inmediato. También puede ser
lento y pausado, una conciencia difusora mientras se levanta suavemente el velo
de la ignorancia. El conocimiento claro está bloqueado por muchos obstáculos. A
menudo somos sistemas específicos de
creencias, tanto culturales como
religiosas. Quizá nos volvamos mentalmente cerrados a creencias y sistemas
alternativos. En una mente cerrada no puede entrar información. No es posible
aprender nada nuevo.
En cuanto
experimentamos, sabemos. Por otra razón, tener un recuerdo de una vida anterior,
sea sueño, meditación o incluso de
manera instantánea, puede ser lo bastante cautivador para abrir una mente cerrada
y liberarla de las cadenas del escepticismo.
Ahora cave examinar las
creencias, aceptarlas o rechazarlas. Ahora puede producirse aprendizaje de
verdad. En la experiencia que nos toque, podemos destilar sabiduría espiritual.
Manolo
No hay comentarios:
Publicar un comentario