domingo, 18 de diciembre de 2016

LUZ DE AMOR

 
 
 
 
 
 
 
 
 
La divinidad está en vosotros, en todas las cosas. Para que de fruto esa Divinidad hay que trabajar con los materiales que poseéis. Como buenos artesanos despreciar los materiales, el mismo barro que pisáis, es dudar de la energía Divina que lo formo.
 
LUZ DE AMOR
 
Siempre un esplendor de luz se abre a todo hermano material o espiritual que desee recibirlo, una luz de amor y de esperanza que pone consuelo en el corazón y abre las puertas a senderos superiores  liberados de esas pasiones terrenas que son las que os producen el verdadero sufrimiento y la atadura  a aquello que tiene que cambiar.
Que esa luz de amor y de transformación que brota de la fuente del Creador que invada vuestro sentir, se sienta el despertar del alma en un camino limpio en el sendero de la luz, de la caridad, del amor y de la entrega, en un renovado despertar.
En el silencio de la mente que brote la luz de amor, que es la que vitaliza y abre caminos de esperanza en el sendero continuador a través del cual se proyecta la luz en una dimensión sin tiempo, en la cual, la creación forma caminos de continuidad en el desarrollo interior.  
Los buenos pensamientos se unen, se armonizan, se  funden en una inmensa luz de amor que abarca una totalidad, une  a los seres y les hace vivir en la gran armonía de las familias espirituales.  Sin embargo, para alcanzar esas elevadas metas  se necesita haber abandonado en los caminos que conducen a ellas los apetitos humanos y sus pasiones,  las ambiciones, el ego, los deseos. Es necesario, antes haber sido desgarrado por las zarzas purificadas de la vida corporal. Haber aprendido a sufrir en silencio. El haber dejado en los sepulcros terrenales los despojos deformados por las amarguras humanas y el dolor corporal, haber vaciado muchas veces el contenido profundo y amargo de las desdichas corporales.
El sufrimi­ento que desarrollan las fuerzas viriles del alma, las preparan para la  purificación, las madura y la embellece. Abre el camino de continuidad de las leyes eternas en un nuevo despertar de  luz amor y esperanza.
Espíritu Pedro Santiago
 
 
 
 

martes, 13 de diciembre de 2016

EL SENDERO



Siempre hay un despertar en la misión del alma, se abre un sendero de amor y de luz que conecta con la fuente de la vida ya en esferas elevadas del desarrollo corporal.

 

 

EL SENDERO

 

Siempre que se produce un envejecimiento o una invalidez surge esa luz de transformación y vida que libera, compenetra, sintoniza y abre ese camino de luz y de esperanza en el sendero de la vida en una esfera superior.

 

Es la luz del amanecer que invade el sentir cuando la conciencia humana y sus intereses van descendiendo por el desgaste del desarrollo corporal.

 

Mientras no azuméis los humanos, también estos espíritus tan materializados, que estáis en la escuela de la vida haciendo un aprendizaje, siempre desearéis más de lo que en ley material o espiritual os pertenece, en la aceptación de la verdad suprema del Creador encontrareis el sendero.

 

Es la luz de transformación que nutre, alimenta, y pone esperanza y consuelo en ese largo proceso que hay que hacer hasta alcanzar esa plenitud de vida en la cual se abren los brazos a la unidad del Padre Creador.

 

Para ello hace falta dejar en los caminos de la vida terrena todos los egos y ambiciones, todas aquellas cosas a las cuales os aferráis  sin comprender que no os pertenecen, ya que vuestra misión es de luz alejada de toda temporalidad. La materialidad y el deseo sobre aquellas cosas que son temporales y que las tenéis que dejar en donde las habéis cogido.

En el despertar de esa luz que ilumina, que abre senderos de continuidad, ahí está la gran verdad de amor que vitaliza en un despertar de esperanza y de consuelo, de hermandad y de amor.

 

Que la luz de transformación nos asista en nuestra misión espiritual en el sendero que como hombres o espíritus hermanados en la fraterna verdad caminamos al encuentro de la luz en el desarrollo personal, en la gran unidad de consuelo y esperanza del Padre creador.

Espíritu Francisco